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martes, 21 de septiembre de 2010

Los arquetipos de Luz-Bel: 5 – El Sumo Sacerdote


5 – El Sumo Sacerdote

Mi Reino no es de este Mundo. Dad a Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es de Cesar.

Aunque el Emperador, hijo mío, tenga el poder sobre toda la naturaleza, algo le está vedado. El Mundo del Espíritu. El Mundo de las ideas, de donde proviene su propio intelecto. El auténtico Hijo de Dios, como un Papa católico Romano, debe de ser el representante del Mundo del Espíritu, aquí, en el Mundo del Cosmos natural.

El Emperador, el hombre natural, tiene poder sobre la vida y sobre la muerte. Sobre los cambios y transformaciones de la materia e incluso sobre el futuro vital de sus iguales; pero no puede proporcional la salvación del Alma pues eso le es ajeno. Su mundo es de este plano, sin embargo el Sumo Sacerdote ha traído la divinidad a este mundo de materia corrupta y mortal.

Es un salto en la escala evolutiva. Su cuerpo sigue siendo simiesco; pero en su corazón ha germinado el fuego sagrado de la Sacerdotisa. Ese espíritu ha vitalizado de una forma especial el alma del Emperador y lo ha convertido en un Ser que aún siendo de este mundo pertenece al plano donde reside el Mago. Todavía no ha conseguido la maestría pero sí la sabiduría ígnea del compañerismo con el que tratará de despertar a sus hermanos emperadores.

El Sumo sacerdote es un Ser que convive en una permanente simbiosis con un cuerpo creado por la Emperatriz, el Emperador, y un Espíritu concedido por el Mago gracias al poder ígneo del brazo inmóvil de la Sacerdotisa. Es un Ser que pertenece a dos mundos y por lo tanto, ya, su Poder no se circunscribe a uno solo. El Papa, sin ser mortal posee la sabiduría del Espíritu y el poder y la fuerza de la Naturaleza.

El Destino del sumo sacerdote, como un buen director de orquesta, consigue que los planos materiales se vayan espiritualizando armónicamente de forma progresiva, hasta que los cuerpos de los emperadores puedan vibrar a una frecuencia superior y pueda recaer en ellos el cetro del fuego espiritual. El Sumo sacerdote ha conseguido la consciencia de la eternidad, la inmortalidad. La inmortalidad del Espíritu pero no del cuerpo ni tan siquiera del alma.

El Papa, hijo mío, sabe que jamás la totalidad del espíritu humano podría ser retenido por el cuerpo y el alma del Príncipe de este Mundo y por ello trae el conocimiento de las esferas superiores para prepararnos para una cósmica mutación. El poderoso gusano Emperador deberá transformarse, con otro cuerpo, en el representante del Mago en el círculo creado por la Emperatriz. Una vez conseguida esa transformación podrá viajar, con su vehículo de fuego, el Fénix, hasta el trono del Mago y permanecer aquí, asesorando, ante el trono del Emperador.

El fuego ígneo destructor, inaprensible y femenino de la Sacerdotisa se ha transformado en inocua, tangible y masculino para poder sembrar en la Naturaleza, su virgen madre, la semilla del Espíritu inmortal. Ese espíritu funciona, en la naturaleza, a modo de un virus modificando la estructura génica para dar cabida a la Gnosis de la estrella de cinco puntas. El Sumo sacerdote es el Hombre material con sus cinco extremidades; pero también es el hombre que posee en su corazón el conocimiento del Origen, la Eternidad.

El Sumo sacerdote, hijo mío, debe morar en nuestro interior. Solo su divina sabiduría nos puede hacer ver que lo aparentemente incomprensible es divinamente comprensible, que lo aparentemente imposible es divinamente posible y que la Sabiduría se encuentra en el Todo, la unión de todas las piezas del Puzzle que conforma el Libro de la Naturaleza. Ese Libro Hijo mío es el que te muestro en los arquetipos de estas bellas estampas.

El Hombre, sin dejar de ser el Príncipe de este mundo, también se ha transmutado en el Hijo de Dios. El Príncipe celestial que gobernará en los cielos y sobre la tierra.

ARALBA

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