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jueves, 31 de mayo de 2012

El Kybalión - Hermes Trimegisto



Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.
Donde quiera que estén las huellas del Maestro, allí los oídos del que está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par.
Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría.
Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par.

1. El TODO es Mente; el universo es mental.
2. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.
3. Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
4. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
5. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
6. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.
7. La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.


La mente así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración. La verdadera transmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental.
Más allá del Kosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad Substancial, la Verdad Fundamental.
Lo que constituye la Verdad fundamental, la Realidad substancial, está más allá de toda denominación, pero el sabio lo llama el TODO.
En su esencia, el TODO es incognoscible, Mas el dictamen de la razón debe ser recibido hospitalariamente, y tratado con respeto.
El universo es una creación mental sostenida en la mente del TODO.

El TODO crea en su mente infinita, innumerables universos, los que existen durante eones de tiempo, y así y todo, para Él, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.
La mente infinita del TODO es la matriz del Kosmos.
En la Mente del Padre Madre, los hijos están en su hogar.
No hay nadie que no tenga padre y madre en el Universo.
El sabio a medias, reconociendo la irrealidad relativa del Universo, se imagina que puede desafiar sus leyes, ése no es más que un tonto vano y presuntuoso, que se estrellará contra las rocas y será aplastado por los elementos, en razón de su locura. El verdadero sabio conociendo la naturaleza del universo, emplea la Ley contra las leyes: las superiores contra las inferiores, y por medio de la alquimia transmuta lo que no es deseable, en lo valioso y de esta manera triunfa. La maestría consiste, no en sueños anormales, visiones o imágenes fantasmagóricas, sino en el sabio empleo de las fuerzas superiores contra las inferiores vibrando en los más elevados. La transmutación (no la negación presuntuosa), es el arma del Maestro.
Si bien es cierto que todo está en el TODO, no lo es menos que el TODO está en todas las cosas. El que comprende esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento.
Nada reposa; todo se mueve; todo vibra.
Todo es dual, todo tiene polos; todo su par de opuestos; los semejantes y desemejantes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades, son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
Todo fluye y refluye, todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha es la misma que el de la oscilación a la izquierda; el Ritmo es la compensación.
Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo ocurre de acuerdo con la ley. Azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero ninguno escapa a la ley.
El género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.

La posesión del conocimiento, si no va acompañada por una manifestación y expresión en la práctica y en la obra, es lo mismo que el enterrar metales preciosos: una cosa vana e inútil. El conocimiento, lo mismo que la fortuna, deben emplearse. La ley del uso es universal, y el que la viola sufre por haberse puesto en conflicto con las fuerzas naturales.
Para cambiar vuestra característica o estado mental, cambiad vuestra vibración.
Para destruir un grado de vibración no deseable, póngase en operación el principio de polaridad y concéntrese a la atención en le polo opuesto al que se desea suprimir. Lo no deseable se mata cambiando su polaridad.
La mente, así como los metales y los elementos, puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.
El ritmo puede neutralizarse mediante el arte de la polarización.
Nada escapa al principio de causa y efecto, pero hay muchos planos de Causalidad y uno puede emplear las leyes del plano superior para dominar a las del inferior.
El sabio sirve en lo superior, pero rige en lo inferior. Obedece a las leyes que están por encima de él, pero en su propio plano y en las que están por debajo de él, rige y ordena. Sin embargo, al hacerlo, forma parte del principio en vez de oponerse al mismo. El sabio se sumerge en la Ley, y comprendiendo sus movimientos, opera en ella en vez de ser su ciego esclavo. Semejantemente al buen nadador, va de aquí para allá, según su propia voluntad, en vez de dejarse arrastrar como el madero que flota en la corriente. Sin embargo el nadador, el sabio y el ignorante, están todos sujetos a la ley. Aquél que esto comprenda va en el buen camino que conduce a la Maestría.

martes, 29 de mayo de 2012

Bhagavad Gita - Canto VIII



Yoga de la divinidad suprema e imperecedera
Arjuna:

1       Dime, oh Tú el mejor de los hombres, ¿quién es BRAHMÁN, quién es ATMAN, qué es KARMA? ¿A quién das el nombre de Señor de los Seres y de Señor de los dioses?
2       ¿Qué Dios rige la vida del cuerpo, y cómo en él mora? Dime, en fin, ¿cómo Te conocen, en el instante de la muerte, aquellos que han vivido supeditados al Yo superior?

Krishna:

3       BRAHMÁN es el Principio indestructible, eterno y supremo; ATMAN es su espíritu en el hombre, y recibe el nombre de KARMA la emanación que origina el nacimiento de todos los seres.
4    La materia es mi naturaleza perecedera; el Espíritu es la energía que da la vida. Encarnado en este cuerpo, Yo soy el Supremo Sacrificio, oh tú el mejor de los mortales.
5       Y aquel que en los últimos instantes de su vida piensa únicamente en Mí, al dejar su cuerpo en verdad entra en mi Ser.
6       Mas si en la hora postrera abandona el cuerpo pensando en otro ser a él se encamina, hijo de KUNTI, por simpatía con su naturaleza.
7       Por lo tanto, piensa siempre en Mí, y lucha. Teniendo el corazón y el entendimiento puestos sólo en Mí, a Mí vendrás, sin duda.
8       Al Espíritu supremo se dirige el hombre que con asiduidad medita en Él, y tiene sin cesar la mente aplicada al YOGA.
9       Aquel que medita en el Eterno, Omnisciente y Gobernador soberano, más pequeño que el átomo pero sostén del Universo; de forma inconcebible, refulgente como el sol que brilla más allá de la oscuridad;
10     Si en el trance de su muerte, hallándose en unión de amor y con el poder del YOGA, imperturbable su mente concentra el aliento vital entre ambas cejas, se encamina hacia el Espíritu supremo.
11     Voy ahora a revelarte, en breves palabras, aquel Sendero que los sabios versados en los Vedas llaman el verdadero, y en el que entran quienes se han dominado a sí mismos y están exentos de pasión; el ideal de aquellos que abrazan la vida del BRAHMACHARI.
12     Cerradas todas las puertas de los sentidos, recluida la mente en el corazón, el aliento vital retenido en la cabeza y perseverando en el YOGA;
13     Pronunciando incesantemente, pensando en Mí, el monosílabo OM, emblema de la Divinidad única y eterna; quien en tal disposición deja esta vida, se dirige al Sendero supremo.
14     Hasta Mí llega con prontitud el YOGUI que, entregado a la unión mística, no piensa en ningún otro ser, fija siempre su atención en Mí.
15     Una vez en Mí estos hombres de alma excelsa, no retornan a esta vida pasajera donde anidan la miseria y el dolor: ellos han alcanzado la suprema Morada.
16     Todos los mundos, incluso el de BRAHMA, hállanse supeditados a reiterado vaivén, ARJUNA; pero quien ha llegado hasta Mí, ya no necesita nacer y morir.
17     Los que saben que el día de BRAHMA, dios de la creación, tiene una duración de mil edades y su noche de otras mil, en verdad conocen el Día y la Noche.
18     Al advenimiento del Día, el universo manifestado surge de lo Inmanifestado, y al llegar la Noche todo se desvanece en lo Invisible.
19     La totalidad de seres venidos repetidamente a la existencia, desaparece al llegar la Noche, y surgen de nuevo, sin voluntad propia al apuntar el Día.
20     Mas, por encima de esta creación visible e invisible, hay en verdad otro Principio inmanifestado y eterno que perdura cuando se disipa todo lo existente.
21     Este Principio inmanifestado, eterno e indestructible, se denomina Meta suprema. Quienes llegan a alcanzarla no retornan jamás. Ésta es mi Mansión excelsa.
22     Mediante un infinito amor, oh ARJUNA, se puede llegar a este Espíritu supremo. En Él hállanse contenidos todos los seres, y de Él se engendraron todas las cosas.
23     Voy a revelarte ahora, oh príncipe de los BHARATAS, en qué momento dejan este mundo los YOGUIS que a él ya no regresan, y en qué momento los que a él retornan.
24     Fuego, luz, día, la quincena de la luna creciente y los seis meses en que sigue el sol su carrera hacia el norte, he aquí los periodos en los que los hombres que conocen a BRAHMÁN a Él se dirigen cuando mueren.
25     Humo, noche, la quincena de la luna menguante y los seis meses en que el sol avanza hacia el sur, he aquí los periodos en los que los YOGUIS alcanzan solamente la luz lunar y renacen de nuevo entre los mortales.
26     Luz y tinieblas: he aquí las dos eternas sendas de este mundo. Huellan la primera los que parten para no volver, y la segunda aquellos que han de retornar.
27     El YOGUI que conoce estos dos caminos, no sufre ya más de confusión. Procura, pues, ARJUNA, mantenerte firme en el YOGA.
28     Por mucho que sea el mérito que deparen el estudio de los Vedas, los sacrificios, las austeridades y las limosnas, alcanza el YOGUI un mérito muy superior al conocer la verdad de la Luz y las tinieblas, pues se encamina a la Morada suprema y original. 

viernes, 25 de mayo de 2012

Tradición Esotérica de Occidente - Capítulo IV (c)


En el segundo capítulo estudiamos la constitución del Mundo del Deseo, denominado por los orientales como Astral y que interpenetra el mundo visible y su guante etérico. Este Universo vibra a tal frecuencia que su esencia y composición es invisible, no sólo para nuestra vista sino también para los instrumentos técnicos de los que dispone en la actualidad la civilización. Los espíritus, de todos los seres como el del hombre, al reingresar en los planos de involución para encarnar, atraen hacia sí substancia o partículas de deseos para constituir el cuerpo del mismo nombre y que les permita la acción a través de las emociones, la pasión, el miedo...todo ello necesario para la supervivencia de las especies evolucionantes.

Los minerales y las plantas no poseen un cuerpo de deseos individual desarrollado suficientemente y es por dicha causa por la que son incapaces de sentir deseos o emociones con la misma intensidad que los denominados como "seres vivos".

En el Cuerpo de Deseos, los Iniciados no han sido capaces de vislumbrar órganos similares a los que poseen tanto el Cuerpo Denso como el Vital. Parece ser que en un futuro lejano, en la época del Nuevo Júpiter o de Vulcano, podrá el espíritu del Hombre desarrollar un cuerpo de deseos organizado tal y como los ya mencionados. Este Cuerpo Alma "Chrístico" de los Adeptos Rosacruces es el que les permite pasar de un Mundo a otro, viajar por otros espacios estelares y dimensiones, adquiriendo un cuerpo siempre distinto, en ellos, para manifestarse y cumplir con sus divinos cometidos.

El Cuerpo de Deseos, actual del Hombre, es una especie de ovoide luminoso que interpenetra tanto al cuerpo vital como al denso. Debido al efecto cola de cometa, ya mencionado, puesto que está constituido con substancia vibratoria mucho más sutil, parece sobresalir del cuerpo físico entre doce y dieciséis pulgadas. En este Proto-Cuerpo, existen siete centros sensoriales o remolinos que se reflejan tanto en el Cuerpo vital como en el denso formando vórtices de energía relacionados directamente con las conocidas glándulas del cuerpo denso y que en la tradición oriental se conocen como Chacras.

Según los iniciados clarividentes, en las personas ordinarias estos remolinos giran de un modo anárquico prevaleciendo el movimiento en sentido contrario a las agujas del reloj. Según las mismas fuentes, en los adeptos y clarividentes voluntarios estos vórtices giran de izquierda a derecha y perfectamente controlados.

Los animales, al presente, no han adquirido plenamente la facultad de pensar o desarrollar autoconciencia, con excepción de algunos cetáceos, ya que necesitarían para que sus cuerpos fueran ocupados por un Ego o Espíritu individual, un espinazo vertical que les permitiese canalizar la energía egoica recogida por su cerebro; pero en algunas ocasiones y en determinados animales domésticos se produce algo similar a una Pre-Consciencia o Inteligencia transmitida por las personas con las que conviven. Esta inducción, el Sr. Heindel la asimila a la corriente eléctrica que es inducida por un conductor en una espiral de cobre que lo circunde.

Los cuerpos de los animales y que aún no están capacitados para ser ocupados por un espíritu individual son regidos por espíritus grupo y que pertenecen a oleadas de vida anteriores a la humana y que no pasaron por el plano físico. Estos seres organizan a sus animales en especies y subespecies.

Es debido a esto, que los individuos de una especie son predecibles en su comportamiento, cosa que no ocurre con el Ser Humano. El Hombre, al estar individualizado, su cuerpo es ocupado en una mínima parte por un Espíritu que utiliza este como herramienta para adquirir experiencias.

En el futuro, aquellos animales que hayan logrado evolucionar lo suficiente para poder soportar la verticalidad, podrán ser ocupados por Egos Individuales al igual que el hombre lo está al presente.

Por supuesto, el Ser Humano está condicionado por las mismas leyes que el resto de los reinos y estuvo sujeto, en tiempos, al amparo de espíritus grupo, primeramente, y después de Espíritus de Raza (Oleada Arcangélica) de los cuales aun hoy en día estamos intentando separarnos.

Para resumir, diremos que el hombre se transforma en individuo cuando su Espíritu libera a su Ego del Espíritu grupal y entra en una serie de cuerpos capacitados para soportar las tremendas energías que emite su propietario, a pesar de que es muy pequeña la cantidad; pues es una cuestión de calidad.

Es entonces, cuando el Yo asume el mando produciendo el pensamiento y toma conciencia de las acciones que se producen en el entorno vital que le rodea.

Los Rosacruces, desde tiempo inmemorial, han huido de las masas y predicado en contra de ellas, pues en estas, se concentran energías creadoras de Egrégores artificiales que paradójicamente terminan por controlar a los individuos, que los han originado, como si de ganado se tratara, con el inconveniente de que al no ser inteligentes, el destino al que les dirige es imprevisible.

Casos recientes produjeron en Europa el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Esta es la causa principal del fanatismo ( intransigencia, dogmatismo y racismo), en sus más diversas manifestaciones y formas.

Todos los estudiantes de estas sagradas enseñanzas deberán huir de cualquier corporativismo que no persiga el Bien general de la Raza Humana, del resto de los reinos que conviven con nosotros y que no mantenga una necesaria y suficiente discreción.

Así como el Hombre es un individuo guiado, de un modo u otro, por su espíritu interno, que es el que le dicta sus acciones experienciales y pensamientos necesarios para adquirir dichas experiencias, así los tres reinos inferiores, animal, vegetal y mineral están dirigidos por espíritus grupo especializados y cuyo mundo original se encuentra localizado en los mundos superiores.

Tal y como dijimos, un espíritu grupo es un Ser de una oleada de vida anterior, que no superior, al hombre actual. Los espíritus son todos iguales en su origen, es decir, en el Mundo de los Espíritus Virginales. Estas entidades guían la evolución de los cuerpos de los reinos inferiores hasta que se encuentren capacitados, no todos lo consiguen, para recibir un Ego. Así como los seres humanos, en nuestra vida actual, actuamos sobre los minerales modificando al más simple silicio hasta convertirlo en complicados microprocesadores capaces de almacenar y procesar millones de bytes de información (lo cual permite una evolución mutua, tanto en el mundo mineral como en el nuestro), así los espíritus grupales evolucionan ayudando al progreso de los cuerpos de sus protegidos.

Los espíritus grupo pertenecen a una oleada de vida anterior y a la que los Rosacruces denominan como Arcangélica. Estos espíritus siempre trabajan desde afuera, dirigiendo a los animales por medio de su Cuerpo de Deseos y del simbólico aunque ficticio Cordón de Plata. Bien, los Arcángeles, como Egos, en su situación actual se encuentran más cerca de la sabiduría cósmica que el Yo de los hombres, y como hemos mencionado, jamás han estado sumergidos como individuos en el Mundo de la Materia siendo por dicha causa que los seres a los que gobiernan son capaces de manifestar, en muchas ocasiones, más sabiduría que el propio Hombre (tanto sean animales en sus diversas manifestaciones como plantas en sus infinitas variedades y bellezas).

Así como alquímicamente, se estudiará en el próximo capítulo, la Cruz divide cuatro sectores que representan a las materias elementales: tierra, aire, agua y fuego, así también su estructura representa a los cuatro reinos de la naturaleza.

El madero inferior representa a la planta cuyas raíces se internan en la tierra para adquirir su alimento y eleva sus genitales hacia el cielo para perpetuar su especie. El travesaño horizontal dibuja al animal, pues al igual que éste, la columna vertebral de la bestia está así constituida para poder recibir las fuerzas electromagnéticas del Egregor que se canalizan por el propio cuerpo etérico de la tierra. El Ser Humano está simbolizado por el madero superior ya que posee parte de los otros reinos y su genitales están situados hacia la tierra, mientras que su antena, cabeza, se dirige hacia lo alto para recibir la energía espiritual que se manifiesta en él.

El mineral está presente en el centro de la cruz y esto es así porque de este reino están constituidos los anteriores. El Mundo Mineral está vivo aunque ésta sea latente como la semilla cósmica que mora en el interior del Hombre. Este átomo Chispa o Simiente Divina algún día despertará y elevará al hombre hacia las alturas del espíritu divino que, como vimos en el capítulo anterior, es el que más estrecha relación tiene con el Mundo Químico del que están constituidos principalmente todos los minerales. Porque no seamos capaces de percibir el crecimiento del reino mineral no por ello, se nos está permitido deducir que no está vivo.

Sería como darle la razón a los ateos: Porque no somos capaces de percibir los mundos espirituales estos no existen. Hay algo más allá de las llagas que pudo tocar Tomás en la figura resucitada de Jesús (en su Cuerpo Christico). De ahí Jesu-Cristo. Pero eso es algo que deberemos descubrir cada uno por nosotros mismos, indagando en la sabiduría que se oculta en nuestro interior.

Ningún animal puede permanecer durante mucho tiempo en posición erecta, pues las corrientes de su espíritu grupo no podrían dirigirlo y sin embargo las Fuerzas Demiúrgicas inundarían su cuerpo. Las dos cosas combinadas producirían su muerte.

Para que un Ego Individual pueda manifestarse con plenitud, los delfines no lo están, es requisito fundamental :una columna vertebral o serpiente vertical, un cerebro o manzana especialmente desarrollado, una laringe vertical que le permita la comunicación con sus semejantes, sangre caliente que permita una suficiente movilidad a la información que le transmite su Ego y unas manos que le capaciten para construir y almacenar información para sus herederos.

En el próximo capítulo haremos una breve introducción de lo que los Rosacruces entienden por Alquimia, Alquimia Espiritual, e intentaremos dentro de nuestras capacidades, explicar con palabras humanas el proceso alquímico que se produce en la transmutación del Alma de mortal a inmortal.

Como preámbulo al próximo capítulo pasamos a exponer el bello poema que BEHZ, Guardián del Arcano de la Parca del Soberano Consejo del Templo Oriental, nos ha cedido altruistamente, y cuyo contenido cargado de sabiduría nos servirá para preparar a nuestro espíritu en el plano de meditación necesario para que podamos comprender tan profundas verdades.

A SAÏS LA DAMA ALQUÍMICA

Tan sólo tú, conoces la poderosa mano que arrancó el ojo derecho del cuervo negro. Solo tú susurras a los elegidos, los nombres de las fuentes termales que calman la inquietud espiritual del cansado caminante. No seré yo quien te descubra, pues como amante fiel guardo el secreto de tu alumbramiento, y aunque filo libre y hostil viajero, soy hijo del tiempo, y no he conocido predecesor que al pronunciar tu nombre no doblase rodilla alguna y de su boca no brotase sangre y fuego. Hechos crueles que despiertan al celoso Cronos en su prolongada desesperación cuando en su alocada ira llora el nombre del AUM. Thot sella los pergaminos entregados a Mercurio con las voces de los héroes, él los abrirá a su debido momento. No basta la lealtad, exigencias como la fe ciega y la soledad son débiles monedas para lo que realmente te importa, el silencio, la armonía, el silencio.

En la aurora abrigas la infancia, y con ella la esperanza de tiempos lejanos, donde entera y sola se diluía tu presencia en la estrella nacida para su poder sin límites. Por el subsuelo de tu territorio, al igual que una maraña de caprichosas raíces, se entrecruzan interminables corredores donde vagan sonámbulos mortales al conjuro de las pléyades, y en tu regazo, posan los durmientes esperando tu calor y caricia en el sueño para ser despertados, mientras, viven seguros al amparo de tu largo manto. Ellos fueron miembros de la última legión que con sangre fría partieron hacia tu reino, dejando tierras, legados familiares, principios universales, cometiendo crímenes y ritos sangrientos en tu nombre, para formar parte entre los eternos, y ser escogidos doctos entre los sacerdotes de tu guardia a la gloria de la Divina Esencia.

¿Quién sino tú pudo poner nombre al nombre y sentido a las esferas?, ¿Quién sino tú pasa inadvertida a la mirada y al conjuro?, ¿Quién sino tú, oculta en la noche y transparente en la mañana invoca a los dioses de los hombres, y a sus mensajeros, para que juntos formen ciudades en el tiempo?.

Mas allá de los campos y jardines que delimitan tu reino, mas allá incluso de donde no existe el error sino la torpeza, emerge el palacio de mármol blanco, y en lo más alto, en su centro, la octagonal sala de cristal donde habita tu real presencia. En el principio de la muralla, en la única puerta de la fortaleza, el viejo oráculo de piedra, y a su servicio Naam, el monje; a su derecha, una pequeña y vacía capilla donde el que entra, se desnuda, arroja su ropaje al fuego y se lava en su pequeña piscina, para después ser sumergido en vapores, perfumes y flores, e incluso en deleites, sensaciones y éxtasis, que bajo la atenta mirada de Naam, proporcionaban las ninfas, mientras transportaban al enamorado hacia el guardián del portal. A la izquierda del monje, dos soldados, un verdugo y una fosa donde yacen sin cabeza los que sin saber la respuesta se aventuraron, o los que bajo la inquisidora mirada temblaron y envenenaron el ritual. Sólo queda cruzar el ancho foso para alcanzar el umbral a tu morada, y hacia ella un oscilante y débil hilo de seda que a menudo el viento lo hace inalcanzable, y en las aguas, esperando sedientos, horribles monstruos con cara de hombre, aunque llegará el día no muy lejano estas cuentas serán leyendas, pues el foso será enterrado y con él las bestias; caerá el muro y en su lugar brotarán rosales y pequeños manantiales, y será Naam, el monje, quien guíe al peregrino pues no existirá el destino, sino el único deseo.

Frente a la blanca arquitectura, tres escaleras; la primera alcanza los sótanos, de donde surgen profundos llantos, inquietantes quejas, lamentos, gritos, risas, ruidos de látigos y cadenas; la segunda, de veintidós peldaños, donde aquel que absorba las pasiones y emociones alcanzará la sala pentagonal. En su interior una mesa y dos cálices de inagotable contenido, y al probar el sabor de uno, cambia la apreciación del otro, así hasta que o se unifica el gusto y el catador abandona la estancia satisfecho, o sucumbe embriagado, y será desterrado de tu reino. Hay también doce tronos, y en ellos doce seres, callados, pensativos, rara vez ocupan el mismo lugar, quizá catadores, tal vez coperos, pero siempre los mismos, desde los Eones a la noche de los tiempos. La tercera escalera es eterna, infinita a la vista, los escalones llenos de inscripciones, grabados, símbolos, fórmulas y figuras geométricas, y a cada cierto número de vidas, un rellano, siete en total, y amplios miradores a sus lados, donde grupos de hombres escuchan a los que como ellos habían ganado la misma meta. Es la edad y no los años quien derrota al esfuerzo, y en el sueño, germina el deseo y el proyecto de un nuevo intento.

A veces pregunto a la noche y espero en silencio la respuesta, es verdad que acepto sin lucha la ley, pues la uso en mi propia voluntad. Gastados están en mi memoria aquellos días de roturas de redes y cadenas, cuando la única forma de expresión se obtenía en el espacio tridimensional, cuando la rebeldía sofocaba el sufrimiento de un destierro incomprensible a la ceguera temporal del momento. En cuantas ocasiones después de conocerte, he escuchado mi voz y mi nombre, y al levantarme y mirar al horizonte, he visto al hombre-niño que hace al gigante, y en el brillo de sus ojos he notado tu semilla fresca. Todos los amaneceres, cuando como siempre naces en mí, y es tu espíritu mi presencia, repaso nuestro encuentro, nuestro matrimonio, nuestra combustión, el éxtasis y nuestra continua exaltación, y siempre encuentro algún detalle perdido para prender la siguiente llama, y con ella, las antorchas de nuevas fronteras, nuevas formas y maneras, que aturden los ya pocos y frágiles estigmas infantiles. ¡Dame, oh Dama, el objeto, y con él, el velo, muestra al mar tus dedos, y permite nacerme en ellos.


BIBLIOGRAFÍA



EL ASNO DE ORO. APULEYO
DIÁLOGOS. PLATÓN
LA DIVINA COMEDIA. DANTE ALIGUIERI
FAUSTO. GOETHE
ZANONI. EDWARD BULWER LITTON
EL ÁNGEL DE LA VENTANA DE OCCIDENTE. GUSTAV MEYRINK
EL LIBRO DE MIRDAD. MIKHAIL NAIMY
EL ESPEJO EN EL ESPEJO. MICHAEL ENDE
LA HISTORIA INTERMINABLE. MICHAEL ENDE
MOMO. MICHAEL ENDE
ROSA CRUZ. Dr KRUM HELLER
UNA AVENTURA EN LA MANSIÓN DE
LOS ADEPTOS ROSACRUCES. FRANZ HARTMAN
EN EL PÓRTICO DE LA SABIDURÍA. FRANZ HARTMAN
EL REY DEL MUNDO. RENÉ GUENON
EL LOBO ESTEPARIO. HERMAN HESS
SHIDARTA. HERMAN HESS
EL JEROGLÍFICO MONÁDICO. JHON DEE
LA HEPTARQUIA MÍSTICA. JHON DEE
LA MAGIA DE ARBATEL. CORNELIO AGRIPA
CRISTIAN ROSACRUZ. RUDOLF STEINER
LOS EVANGELIOS (CINCO TOMOS). RUDOLF STEINER
EL CRISTIANISMO Y LOS MISTERIOS DE
LA ANTIGÜEDAD. RUDOLF STEINER
LA DOCTRINA SECRETA DE LOS ROSACRUCES. MAGUS INCOGNITO
OBRAS COMPLETAS. PARACELSO
OBRAS COMPLETAS. HERMES TRIMEGISTO
OBRAS COMPLETAS. KHALIL GIBRAN
EN UN JARDÍN DE ROSAS. ANÓNIMO SUFI
LA IGLESIA GNÓSTICA. KRUM HELLER
LA DOCTRINA SECRETA (SEIS TOMOS). MADAME BLAWASKY
ISIS DESVELADA. (CUATRO TOMOS). MADAME BLAWASKY
LA VOZ DEL SILENCIO. MADAME BLAWASKY
BODAS QUÍMICAS. VALENTÍN ANDREAE
FAMA Y CONFESSIO. TOBÍAS HESS, CHRISTOPHE BESOLD Y OTROS
DEI GLORIA INTACTA. J.VAN RIJCKENBORGH
DE SIGNATURA RERUM. JACOBO BOHEME
LA FUGA DE ATALANTA. MICHAEL MAIER
IMITACIÓN DE CRISTO. TOMAS DE KEMPIS
PISTIS SOPHIA. ATRIBUIDO AL GNÓSTICO VALENTÍN
TAO-TE-KING. LAO-TZU
LOS EVANGELIOS GNÓSTICOS. CESAR VIDAL MANZANARES
LOS GNÓSTICOS. TOBÍAS CHURTON
EL NUEVO TESTAMENTO ORIGINAL. HUGH J SCOMFIELD
LOS SÍMBOLOS SECRETOS DE LOS ROSACRUCES
DE LOS SIGLOS XVI Y XVII. EDICIÓN TRADUCIDA DE AMOR
ASÍ HABLO ZARATUSTRA. FREDERICK NIETZCHE
EL ANTICRISTO. FREDERICK NIETZCHE
LA NUBE SOBRE EL SANTUARIO. KARL VON ECKARTSHAUSEN
ALQUIMIA ROSACRUZ. KARL VON ECKARTSHAUSEN
CRISTIANOPOLIS. VALENTÍN ANDREAE
LA NUEVA ATLÁNTIDA. FRANCIS BACON
EL TEMPLO DE SALOMÓN. ISAAC NEWTON
HISTORIA DEL MACROCOSMOS
Y DEL MICROCOSMOS. ROBERT FLUDD
TEOSOFÍA DEL ROSACRUZ. RUDOLF STEINER
CONCEPTO ROSACRUZ DEL COSMOS. MAX HEINDEL
INICIACIÓN ANTIGUA E INICIACIÓN MODERNA. MAX HEINDEL

lunes, 21 de mayo de 2012

Balada de los ahorcados - François Villon

"Ahorcados" - Francisco Goitia

Hermanos, los humanos que aún seguís con vida,
no tengáis con nosotros el corazón muy duro,
pues si queréis mostrar piedad con estos pobres,
Dios no lo olvidará y os podrá ser clemente.
Vednos aquí colgados a cinco o seis que somos,
ved aquí nuestros cuerpos, que tanto hemos mimado:
nuestra carne está ya devorada y podrida
y nosotros, los huesos, nos hacemos ceniza.
Nadie de nuestro mal debería burlarse:
más bien rogad a Dios que nos absuelva a todos.
Si hermanos os llamamos, no debéis ofenderos
ni mostrarnos desdén, aunque fuimos matados
por obra de justicia. Antes bien, ya sabéis
que todos los humanos no saben comportarse.
Disculpadnos a todos, pues estamos presentes
ante el buen Jesucristo, el hijo de María;
que no nos sea negada a ninguno su gracia
y que quiera preservarnos del fuego del infierno.
Ya estamos todos muertos, que nadie nos maldiga:
más bien, rogad a Dios que nos absuelva a todos.
La lluvia ya nos tiene mojados y lavados
y el sol nos ha secado y nos ha ennegrecido;
las urracas, los cuervos, nos sacaron los ojos
y arrancaron los pelos de cejas y de barbas.
Nunca, en ningún momento, podemos estar quietos:
hacia un lado, hacia el otro, según varía el viento,
a su antojo nos mueve, sin parar un momento,
por las aves picados lo mismo que dedales.
Así pues, no queráis veros como nos vemos:
más bien, rogad a Dios que nos absuelva a todos.
Señor Jesús, que a todos nos tienes en tus manos,
Evita que caigamos en poder del infierno:
no creo que tengamos mucho que hacer en él.
Hermanos, yo os lo juro, en esto no hago burlas;
más bien, rogad a Dios que nos absuelva a todos.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Kaos Quántico - CONSPIRACION - 19 - El Doctor Arpegio y los Iluminati (b)


Dash Snow A.K.A Sace

Una mancha negra, reflejo de muerte, sobre una mesa de roja caoba. Un revolver toma forma para reposar inerte sobre su base de madera noble cubana.
Un talonario es manipulado por unas curtidas manos, vestida una de sus muñecas con un Rolex Submariner de oro,  y una pluma Montblanc dibuja con un chorro de tinta negra la debida rúbrica bajo una cifra con un uno seguido de muchos ceros.
El ido rostro de un jovencito muestra perplejidad e interrogación. Su padre le tiene aferrado por el hombro y masajea, con cariño, su cuello a la altura del oído izquierdo, como diciéndole con el lenguaje del cuerpo “Hijo no te preocupes ya pasa todo. Dentro de poco estaremos fuera de aquí y a salvo”
—Toma esto Roberto y dirígete al Banco de Suiza, lo primero —dijo Javier de la Mata—, no te pondrán ninguna pega si preguntas por el Director del Banco.
A Roberto le cambió la expresión cuando vio el amasijo de ceros que estaban impresos en el papel que mantenía en sus manos. Ese era el capital de toda una empresa, de una corporación mundial o de una multinacional.
—Javier, ¿Esto es legal?
—Todo lo legal que nos permite el Sistema. Hasta hoy he sido el Director legal de la Orden del Clavel. Hemos cometido errores y se deben de subsanar en lo posible. De hecho tenemos que pagar por ello, es la ley de causa y efecto.
—Este dinero no es tuyo —dijo Roberto—, te meterán en la cárcel por ello.
—Estate tranquilo Roberto. Te prometo que no iré a la cárcel. De hecho mañana será el principio de un nuevo mundo para todos, si Dios quiere.
—Me preocupa tu expresión Javier —comentó Roberto—, ¿Qué te propones hacer?
—Lo que haga es solo cosa mía —miró a Miguel, el hijo de su Amigo—, tu cuida bien de tu hijo y sigue educándolo como hasta hoy; pero solo tengo una cosa que reprocharte.
— ¿De que se trata Javier? —Preguntó Roberto poniendo cara de extrañeza.
—Que abandonases tan pronto la Masonería. ¿Cuánto tiempo llevas en sueño masónico, volverás algún día a retomar los trabajos de la Orden?
—Lo dudo mucho Javier —Roberto no contestó  a la primera cuestión—, nunca fui realmente útil a la Orden, cuando me encontraba a gusto en ella. Mi Sueño creo que seguirá siendo eterno. Mis métodos de trabajo están muy lejos de las tesis manipuladoras del Sistema. Lo importante es siempre el objetivo no los medios para llegar a conseguirlo. De hecho, Javier, el objetivo, hoy en día, no es más que una excusa para realizar las más absurdas tropelías; pero gracias, de verdad, por esto —Roberto hizo ostentación del talón que le había sido entregado.
—Otra cosa —volvió a hablar Roberto tras un breve silencio—, esto salvará muchas almas; pero dudo mucho que sea suficiente para redimirnos a todos nosotros.
Javier de la Mata y Vergara sonrió mientras entregaba también un pequeño sobre cerrado a su amigo y despedía a su hijo con una cariñosa mirada.
—Marcharos ahora —dirigió una mirada profunda a Miguel Beltrán—, cuida de tu Padre, necesitará mucho de ti. Ahora se van a poner las cosas feas. Por cierto no abras el sobre hasta que estéis a salvo. Llevaros también este paquete que os he preparado.
—Que Dios le guíe por sus senderos —Dijo Miguel Beltrán mientras regalaba con una sonrisa al amigo de su Padre y tomaba el paquete que le ofrecía Javier.
—Muchas gracias, valiente Lobezno
Roberto y su hijo se dirigieron hacia la salida mientras Javier daba orden, por el interfono, para que dejaran marchar  en paz a sus invitados.
Una vez que se encontró solo, en el despacho, Javier marcó un número en su terminal telefónico.
—Póngame con el Director del Banco de Suiza.
Esperó unos segundos...
—Señor Director, soy Javier de la Mata y Vergara, Gerente de Electrónicas Aplicadas... Hoy mismo he mandado retirar una importante cantidad... ¿La tiene disponible?..., Sí, ya..., bien, le ruego que no ponga ningún tipo de objeción ni realice preguntas; Solo es un mandao... Sí, tal y como convinimos.
—Eso es, Señor Director, muchas gracias.
Javier tomó con su mano izquierda el revolver que se encontraba sobre la mesa. Roberto y su hijo ya se encontraban en la puerta principal cuando pudieron escuchar una potente detonación. A Roberto se le subió el estómago a la garganta, cuando comprendió lo que acababa de suceder. Tomó el medallón que pendía de su cuello y tocó un pequeño micro ruptor. Miguel miró a su progenitor esperando algún tipo de respuesta.
—Vamos hijo, salgamos de aquí, ya no podemos hacer nada más.
Mientras padre e hijo caminaban hacia el exterior del edificio, dos de los guardaespaldas de Javier entraron en su despacho, encontrando el cuerpo inerte de su Jefe con la parte superior sobre un charco de sangre en la mesa de caoba cubana. El teléfono colgado; pero aún en su mano derecha, y un humeante revolver, aun caliente, en su otra mano.
— ¡Dios mío, el Jefe! —Dijo uno de ellos mientras el otro levantaba la cabeza del cadáver, descubriendo un negro orificio de entrada en la sien.
Los dos hombres se miraron entre sí, mientras sus expresiones daban muestra de no comprender nada de lo que allí había sucedido. De pronto, los dos individuos cayeron en la cuenta de las personas que acababan de abandonar el despacho.

*

miércoles, 9 de mayo de 2012

Coplas por la muerte de su padre - Jorge Manrique XII

Fumie Sasabuchi


   Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
   No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

lunes, 7 de mayo de 2012

Alba. Diario de una Ninfómana




En realidad me llamo Teresa Rubio y soy psicóloga de profesión; pero dada la delicada situación de mi labor, tratar trastornos sexuales, decidí de cara a los clientes cambiar mi nombre real por este otro de batalla.
Siempre me llamó la atención el concepto Freudiano, tan extendido, acerca del sexo y como casi todos mis colegas habían terminado convirtiendo naturales desviaciones en algo negativo  y enfermizo. Ese fue el principal motivo por el que dediqué mi doctorado en psicología al controvertido Tema de la Adicción al Sexo. Enfermedad que a mí jamás llegó a convencerme que fuera tal antes de su estudio y que después de mi Tesis Doctoral quedaría descartada su existencia como patología médica. Por el contrario llegué a la conclusión de que solo se trataba de una novísima invención más para la manipulación de la conciencia del Ser Humano.
Después de mi experiencia académica decidí, como cualquier científica que se precie, en experimentar todas aquellas conclusiones a las que había llegado tras mis estudios teóricos y como no tenía a nadie más cerca que yo misma,  pues lo realicé en mi propia persona.
Tengo que reconocer que al principio no fue nada fácil romper con todos aquellos prejuicios morales, de índole religiosa, que llevaba a cuestas desde la más tierna infancia debido al adoctrinamiento, tanto familiar como escolar. Tuve que realizar un considerable esfuerzo para romper con toda aquella moralina que me había acompañado hasta ese instante, respecto a la sexualidad, y de algún modo, empezar desde cero; como una investigadora que se enfrenta a algo totalmente nuevo y desconocido.
Decidí que, al menos al principio, debería de comenzar mi trabajo con personas totalmente desconocidas y que no tuviesen cualquier tipo de concepto preconcebido acerca de mi persona ni yo de ellas.
Me disfracé, para enfrentarme al Campo de Batalla, con una minúscula minifalda ajustada de tejido rojo que apenas era capaz de ocultar parte de mis cachetes. Debajo y en lugar de braguitas me coloqué un barroco liguero negro que terminaba sustentando unas medias caladas del mismo tono. El calzado no era otro que unos manolos  de alto precio, igualmente carmesí, con unos tacones de clavo de casi veinte centímetros de longitud.
Algo de barata quincallería de colores llevaba en mi brazo izquierdo y un diminuto reloj Swatch, de color rosa, apresaba mi muñeca derecha. Apenas tapando mis tetas llevaba una camiseta de amplios tirantes en un color verde pastel. Los senos fui capaz de mantenerlos perfectamente firmes gracias a unos soportes adhesivos especiales que permanecían bien ocultos bajo la escueta vestimenta. Alrededor de mi cuello coloqué una gargantilla  de amplios eslabones de plata que sustentaban un pequeño conejito del mismo material. Otra cadenita del mismo metal contrastaba con el negro de la media sustentándose sobre mi tobillo derecho.
De esta guisa me aposté en una esquina de una calle cualquiera, aledaña a la famosísima Ballesta, cerca de la corredera baja de San Pablo en Madrid, a la espera de que algún espécimen de macho humano callera en mi suntuosa trampa; solo comparable a la del más paciente etólogo.
Algunos babosos salidos se fueron acercando a mí; pero a todos y a cada uno de ellos pude quitármelos de encima sin demasiado esfuerzo. Estaba allí para captar a alguien que considerase presuntamente normal, no a pervertidos viciosos en busca de busconas sedientas de unas pocas monedas.
A caballo pasado, tengo que reconocer que no fue una tarea sencilla; dado que en aquella zona madrileña lo que era más fácil de encontrar era justo lo que no iba buscando; pero insistí durante tres días más. Junto entonces un individuo, algo más joven que yo y de apariencia despistada iba caminando por la acera de enfrente a la que yo me encontraba, pareció fijarse en mí de forma sutil y de reojo.
Al principio no supe captar su verdadero interés; pero pronto me resultó evidente, cuando al cabo de unos pocos minutos desanduvo su camino hasta volver a pasar tímidamente delante de mí. Ahora sí me fijé en su disimulada observación pero cargada de interés por lo que yo significaría para él.
No queriendo perder esa oportunidad de oro me dirigí hacia él alzando un tanto la voz.
_ ¡Oye tú! – El espécimen se quedó parado como si hubiese sido atrapado por algún tipo de resorte y miró a su alrededor como si no fuese con él. Como no podía ser de otro modo terminó su mirada encontrando la mía.
_ ¿Es a mí? – Preguntó con voz temblorosa.
_No veo a nadie más – dije mientras le reglaba con una leve sonrisa.
Se dispuso a continuar su incierto camino tras un evidente titubeo que me hizo comprender que sus defensas empezaban a bajar.
_ ¡Chico!, no te arrepentirás – dije tajante, mientras le acribillaba con mi felina y sensual mirada.
El chico terminó cruzando la calle para llegar hasta donde yo me encontraba. Su acercamiento fue lento y progresivo hasta situarse a una breve distancia que debió de considerar como segura.
_ ¡Se, Señora!, ¿Es, es conmigo? - Tartamudeó su pregunta lo que denotaba su evidente nerviosismo.
_ ¿Con quien va a ser? ¡Rubito guapo!
_ ¿Sabes lo que soy chaval? – continué con insolencia.
_Me..me llamo Juan y su.. supongo que tú serás una lumi.
_¿Como dices? – intenté parecer ignorante ante su calificativo.
_No…no sé Señora, una meretriz, una prostituta…, no sé…
Solté una dulce aunque sonora carcajada  antes de que acabara con el repertorio nominal de la profesión más antigua del mundo. También pude darme cuenta de su mentira cuando mencionó ese nombre de Juan. Era natural que ante una mentira se respondiese con otra del mismo calibre; pero no insistí en tal pequeñez.
_Juan, gracias por presentarte sin habértelo solicitado. Mi nombre es Alba y no, estás equivocado, no soy una puta. Puta es aquella que cobra a cambio de entregar su cuerpo o parte de él a otro ser humano. Si tú quieres yo te lo haré gratis.
Los ojos del supuesto Juan parecieron querer salir de sus órbitas y su inquisitiva mirada realizaba continuos viajes de mi rostro a las visibles y prominentes tetas y de éstas a lo más alto de mis muslos, intuyendo su frágil mente, entiendo yo, la inexistencia de aunque fuera un diminuto y efímero tanga que tapara un tembloroso, húmedo y caliente coño listo para ser amado.
_Alba, yo no…yo no… - tartamudeó-, lo cierto es que no pasaba por aquí buscando a alguien como tú –mentía -. De hecho no llevo dinero alguno y no quisiera hacer que perdieras tu valioso tiempo. Alba, perdona, ya, ya me voy. Sí…
Quien se había denominado como Juan parecía un extraño engendro entre flan y gelatina que no supiera si salir corriendo como alma que lleva el diablo, tirarse al suelo con flojera y hacerse un ovillo a modo de erizo o empezar a meterme mano de forma compulsiva sin tener en cuenta los naturales viandantes de la zona.  Justo cuando iba a realizar lo primero,  salir por patas, le agarré, lo más fuerte que pude con mis diminutas manos, de su musculoso brazo impidiendo así que pudiera realizar su inconsciente propósito.
_Juan, no temas no soy peligrosa, te repito que no soy una puta ni tengo un ejército de chulos esperando a desvalijarte o esperando que se yo lo que se te está pasando por la cabeza. No necesito ese dinero que dices que no llevas contigo. Nuestras miradas se volvieron a cruzar por enésima vez terminando por fulminarnos mutuamente. Ahora sí estaba segura de que Juan sin nombre había bajado, del todo, sus instintivas armas y se encontraba a mis expensas sin defensa posible.
_¡Ven conmigo! – reafirmé mis palabras con un cariñoso gesto y una pícara sonrisa.
Durante un breve instante, intenté ponerme en lugar de aquel atractivo joven que me parecía del todo inocente y comprendí la cantidad de inconexas imágenes que debían de estar pasando por su mente a la velocidad de un tren expreso: ¿Querrá violarme? ¿Acaso robarme? ¿Podría matarme o devorarme? ¿Me llevará a las puertas del infierno? ¿Habrá una sanguinaria secta esperándonos?
Al contrario de lo que suponía que esperase Juan, llegamos a las puertas de un conocido y pequeño hotel de lujo de aquella zona de Madrid. Nada de una mugrienta pensión cargada de pulgas y pegajosas ladillas.
El Botones que ya fuera aleccionado, con anterioridad por mí, nos dejó pasar y nos acompañó hasta la habitación que había alquilado para este menester.

Tal y como estaba previsto, los responsables del hotel habían dejado sobre una pequeña mesa de salón unas rosas rojas y una hermosa botella de Don Perignón, bien refrigerada, dentro de un recipiente de plata cargado con abundantes cubitos de hielo. Solo una suave gamuza separaba el sólido elemento acuoso del cristal de tan valiosa botella de champagne. Justo al lado había ambas bandejitas de plata, también, conteniendo unos pocos canapés salados y algunos dulces pastelitos variados.
Ya bastante más tranquilo y sosegado, pasado el primer susto, el supuesto Juan se dirigió a mí mientras su mirada no dejaba de devorar de forma insaciable mi cuerpo. Antes de hablar respiró un par de veces de forma profunda.
_¡Alba!, ¿Es ese tu nombre? – preguntó ya de manera relajada.
No pude dejar de reír.
_Claro que no, como si no; pero para ti sí que lo soy ahora mismo; pero yo también sé que tú no te llamas Juan; pero igualmente tú lo eres para mí ahora – El muchacho se sonrojó al ver que había descubierto su inocente embuste.
_¿Que quieres de mí? – preguntó mientras su mirada se volvía, por momentos, más y más libidinosa.
_¿Tu que crees? – contesté sonriéndole con cariño.
_¿Quieres que te haga el amor?
_¿Amor?, ja,ja,ja, no seas cursi  - le respondí con una dura mirada - ¡No! Quiero que me jodas, necesito que jodamos como los animales en celo que somos ¿crees que podrás? o ¿no serás marica?
_Pero, no… - su nerviosismo era evidente -, no, digo que no lo soy. No soy eso que tú dices, me gustan las chicas, las mujeres como tú. Tú me gustas mucho Alba. Llevo viéndote en aquella esquina desde hace tres días. Ahora mismo regresaba a la Universidad para continuar mis estudios de Ingeniería en telecomunicaciones y lo he dejado todo por ti. Seguro que me están esperando; pero tú me gustas mucho Alba. Hay algo en ti que es más fuerte que yo.  No sé…
_¡Joder, Lo que faltaba para el canto de un duro, un romántico enamoradizo! –grité con fuerza-, ¿De qué coño te has enamorado?, anda dilo… ¿De mi antinatural y artificial maquillaje acaso? ¡No!, el Señor ¿está soliviantado por este descomunal escote que deja entrever mis enormes tetas? ¡Ah sí, ya sé! – levanté mi corta y ajustada faldita roja para dejarle ver mi pelada raja-,  ¿estás enamoradísimo de este húmedo coño palpitante, afeitado y con un ligerísimo perfume a marisco?
Mientras le abofeteaba con mis sensuales palabras pude observar como su entrepierna se agitaba nerviosamente y aumentaba su volumen de forma considerable, hasta hacerse evidente que Juan estaba sufriendo una poderosa erección. Como mujer sabía que no debía de perder esta oportunidad única y me dirigí, como una felina, hasta situarme a la altura de su cintura.  Juan no dijo nada, se encontraba paralizado por el torrente de hormonas que debían de estar corriendo por su riego sanguíneo. Empezó a temblar, casi convulsivamente, mientras yo desabrochaba la cremallera de sus vaqueros y apartaba la portezuela de sus calzoncillos para poder liberar a su inquieto y apresado inquilino.
No se trataba de una picha de dimensiones considerables. Supongo que no tendría más de catorce o quince centímetros; pero estaba bien formada aunque con tendencia a desviarse hacia uno de los lados. Su glande se mantenía unido al pellejo del pene mediante el frenillo que no había sido jamás extirpado o cortado, lo que hacía que aquel mástil de carne, lleno de sangre, en lugar de alargarse, ensanchara hasta conseguir una considerable dureza.
Cogí entre mis manos aquel sonrosado artefacto y me lo llevé, sin contemplaciones, hacia la boca. Solté algo de saliva sobre la rajita del glande y pasé de forma repetida mi lengua sobre ella de forma repetida una, y otra, y otra vez. Nunca dejé de comprobar lo desvalido que estaba Juan ante mí, compungido de amor y de pasión tal y como me había hecho ver.  Si en aquel instante lo hubiese desvalijado o intentado matar habría puesto la misma resistencia que el macho de la mantis religiosa ante su hembra cuando ésta devora la cabeza de aquel mientras están copulando. Mi joven y rubio amante estaba a mi absoluta merced.
Después de trabajarme, durante un rato con caricias y más caricias, pellizcos y pequeños mordiscos en los huevos, la polla de Juan pareció aumentar de una forma imposible su calibre hasta parecerme que sobrepasaba los veinte centímetros.  Sí, aquel instrumento amatorio no era tan pequeño como yo había apreciado al principio. Los tenues quejidos, al principio, de mi amante se fueron convirtiendo in crescendo en auténticos berridos estentóreos de placer absoluto, por lo que comencé a rebajar mis masajes tanto manuales como bucales.
Sin haber tenido consciencia de cuando ni como había sucedido, ambos nos encontrábamos desnudos y acariciándonos mutuamente. No había parte de nuestro cuerpo que no hubiera estado sujeta a los lametazos de nuestras lenguas ni a los pequeños y amorosos apretones de nuestros dedos y nudillos.
Tras los naturales e instintivos preliminares, Juan se colocó sobre mí, que me encontraba tumbada de espaldas a la cama, y volvió a ofrecer su dura, lubricada y salada polla a mi boca, mientras que yo hacía lo propio con mi húmedo y palpitante coño caliente. El sonido del bombeo de su nabo dentro de mi boca y garganta se sincronizaba con el propio de él intentando absorber, con su boca, mis propios efluvios lubricantes.
Su glande penetraba dentro de lo más profundo de mi garganta, hundiendo mis labios hasta juntarse con las encías, llegando su minga a rozar mi campanilla de forma repetida. Eso provocó, en más de una ocasión que casi vomitara y lo habría hecho de haber tenido el estómago lleno. Por el contrario, ingentes cantidades de efluvios salivales, pre-digestivos, se unieron en un audaz vals líquido con su lubricante natural, a tal guisa, que pareciera, por un hipotético observador,  que mi amante estuviese sujeto a una eyaculación permanente.
Eso que yo sabía que se trataba de una ilusión óptica debido a la cercanía de mis ojos. Esa polla de veinte, treinta, cincuenta centímetros seguía realizando su trabajo mientras mi coño se dilataba monstruosamente apretando el secreto interior que aún ocultaba en mi ano y que reservo para sorpresa del lector, del que solo dejaba entrever una pequeña anilla de acero pulido y que mi partenaire aún no había tenido ocasión de preguntar del porqué de aquello.
No se produjo ninguna conversación entre nosotros. Yo no le pude decir que no me llamaba Alba sino Teresa Rubio hija de Álvaro Rubio y nieta de exiliados a la Unión Soviética cuando la República Española perdió la Guerra contra las huestes franquistas; pero él tampoco tuvo ocasión de decirme su verdadero nombre. Humberto Romero se llamaba, cosa que descubriría mucho después cuando nos volviésemos a encontrar en un futuro cercano; pero en ese momento solo sabía que se trataba de un espécimen de estudio en un trabajo de post doctorado en psicología sexual. Para mí no se trataba, entonces, de  un posible amante sino de un sujeto de análisis y ahora lo estaba analizando como ningún Ser humano había sido jamás estudiado mientras realizaba el acto sexual. Era mi cobaya y este conejillo de indias estaba resultando mucho más interesante de lo que jamás habría podido imaginar.  
Su enorme y aceitosa polla seguía bombeando dentro de mi húmedo e insaciable coño de forma sincronizada de tal modo que pareciéramos una sola persona. De vez en cuando el paraba para evitar la pronta eyaculación de su semen en mi interior. Entonces dejaba que descansara para pasar yo a bombear ese incansable y heroico mástil digno de hacerle un monumento. En alguna ocasión creí escucharle canturrear la tabla de multiplicar, como si quisiera evadirse del placer dejando que su polla resistiese hasta que yo alcanzara el punto álgido para así llegar, al unísono, ambos el orgasmo.
_Espera – le dije jadeante-, ¿Juan has follado alguna vez por el culo?
_No, no – repitió mientras jadeaba de cansancio y su sudor se mezclaba con el mío propio hasta hacernos parecer dos delfines unidos en el medio de una mar salada.
De vez en cuando lamíamos nuestro salado sudor con fruición y bebíamos nuestras lágrimas que surgían espontáneas de puro placer. Lamí su ano mientras el intentaba hacer lo propio con el mío cuando se encontró con aquel extraño artefacto de acero, en forma de anillo que surgía del agujero de  mi culo y que se encontraba unido por un cordel de nylon a algo oculto en mi interior y aunque pudiera suponer de que se trataba solo yo conocía porque ahí lo había puesto antes de salir de cacería.
_¿Que es eso? ¡No, no! Voy a hacerte daño cariño mío. Te amo. ¿Qué llevas ahí dentro?
_Nada de eso Juan, estoy entrenada para este menester, tira del aro despacito; pero sin miedo hasta sacar de mi interior lo que llevo dentro.
Con sumo cuidado y mayor suavidad, si cabe, fueron saliendo del interior de mi recto no uno, ni dos, sino hasta tres, cuatro, cinco y seis bolas chinas, del tamaño de un pequeño puño femenino, unidas por un cordel común. Sonreí al comprobar la cara de incredulidad y sorpresa de mi joven amante.
Juan escupió repetidamente la poca saliva, que aún le quedaba en su boca, dentro de mi abierto y dilatado agujero anal. Sin perder la erección dado que aún no se había corrido me penetró por detrás con suave cariño y precisión. Empezó a bombear intentando no producirme daño alguno y haciendo lo posible para no correrse aún hasta que la naturaleza ya no pudo ser frenada durante más tiempo. Mientras él continuaba con su trabajo que tanto placer e instrucción me estaba suponiendo yo nunca dejé de acariciar mi sediento clítoris el cual se encontraba inflamado, por el trabajo realizado, hasta tomar la forma de un diminuto pene.
En un estertor de puro placer, Juan eyaculó su semen dentro de mi recto y el calor del fluido seminal acarició el tubo rectal mientras Juan no paraba de bombear y extender el semen dentro de mí.
_¿Te atreves a ir a por otro Juan? – pregunté sin parecer acosante y taxativa.
_Lo que tu quieras mi amor, soy tuyo y te quiero más que a nada en esta vida.
_Déjate de tonterías que acabamos de conocernos  y vete a limpiar al lavabo, tienes la polla llena de mierda.
Cuando volví a tenerlo a mi disposición, me costó bastante más trabajo endurecer su mástil, mediante besos y más besos, pellizcos y más pellizcos, mordisquitos y lametones; pero al final nuestro mutuo esfuerzo y tesón lo consiguió enderezando y cargando la carabina de nuevo.
El muy cabrón volvió a follarme como si yo fuese su puta cabra; pero en cuanto noté que se encontraba a punto de volver a correrse le dije que acercara su polla a mis labios y continué mi trabajo de succión  hasta que volvió a darme la señal adecuada de que se encontraba a punto de resultar ordeñado.
_Ya,ya,ya… Me voy, Dios…mío, Dios…
Entonces retiré, con rapidez, la polla de mi garganta sin nunca dejar de acariciarla  con la lengua hasta que el lechoso jugo seminal, con menor fuerza que la vez anterior, inundo mi boca y mi lengua, cayendo el exceso por entre la comisura de mis labios, hasta cubrir algunas gotas mi cuello formando una especie de collar de perlas. Ingerí parte del semen y el resto lo mantuve en mi boca mezclándolo con mi propia saliva para compartirlo con el presunto juan, ese Humberto Romero que algún día, en el futuro, se convertiría, no me cabía duda alguna, en lo que no había dejado de ser nunca, la otra mitad de mi alma. Disfrutamos de la Champagne y de los canapés y lo dejé marchar a su casa.
Quedé, falsamente, con  Juan en el mismo lugar para el día siguiente, en aquella misma esquina de la Calle de la Ballesta de Madrid; pero Alba, yo, no acudiría a aquella cita, dejando al falso Juan, verdadero Humberto Romero, sumido en la más profunda y triste de las melancolías. El espécimen me había dado mucho más de lo que habría esperado para completar, mi sesudo trabajo de psicología sexual; pero había descubierto que no podría seguir siendo un sujeto válido para el estudio, pues habíamos terminado enamorándonos, sino es que lo habíamos estado ya, desde  antes del tiempo y hasta el final de los tiempos.
Ahora me encuentro en la esquina de una calle del Barrio de Chamberí, en Madrid, esperando alguna pieza digna para poder ser cazada. Ya se me han acercado varios drogadictos, viejos y tuberculosos y a todos los he despachado sin mayor problema; porque yo solo busco especímenes limpios y útiles para mi experimento con los que poder demostrar mi Tesis Doctoral. A saber, que no existe la adicción al sexo como patología médica sino una terrible represión moral, de carácter religioso, por parte del Sistema que constituye la Sociedad.
Espera Teresa me dije, por aquí regresa uno que vi pasar hace poco. Me vuelve a mirar, este es mío ya no se me escapa, si lo sabré yo, Alba la ninfómana.

Alba Coshinaji