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jueves, 1 de julio de 2010

Concepto Aralbista del Hombre-Dios


Dostoyevsky, en una de sus novelas, pone en boca de su protagonista la siguiente expresión: El Hombre es Dios. Algo similar opinaba Nietzsche, cuando se refería al Súper-hombre; pero en el caso del filósofo, es patente que parte desde el supuesto de la primigenia inexistencia de Dios.

Ambos tipos de pensamiento nos lleva al supuesto de que el dios que nos han contado, o los dioses, no existen en la actualidad, aunque es factible que tomen corporeidad en un futuro más o menos lejano. Para el Escritor ruso, el Ser Humano es Dios ya que posee consciencia, tanto de sus hechos como de la propia existencia; pero no queda muy claro que la existencia de los demás no sea más que una mera ensoñación o espejismo del Individuo consciente.

Para los partidarios de que el hombre es Dios, existen dos posibilidades de dar respuesta a esta cuestión, primero que el hombre ha sido Dios siempre, o que en un determinado proceso de evolución llegó a serlo. Ahora el hombre, según el supuesto anterior, sería Dios; por el contrario, los seguidores del filósofo podrían partir de la premisa de que la Nada, en su evolución, ha ido generando objetos y criaturas hasta llegar al Hombre, quien debido a la evolución, de su artificial consciencia, llegará a convertirse en un Súper hombre, llamémoslo Dios también.

Podría parecer, que partiendo de una concepción atea, no existe Dios, evolucionamos filosóficamente a una concepción teísta del universo; pero eso es una falacia, pues supuestamente para ser Dios, habría que ser todo poderoso, omnisciente y eterno entre otras muchas características propias de la divinidad.

Bien, todas las discrepancias fenecerían si al concepto de la existencia le damos otro significado y cometido. A pesar de las apariencias, la nada no ha existido jamás y un todo inteligente e inconsciente viene mudando, no evolucionando, desde una eternidad que ni tuvo jamás principio ni, por supuesto tendrá final. En este supuesto, las criaturas de esa energía, entre las que nos encontraríamos los seres humanos, no seríamos más que una forma más de manifestarse la divinidad, el Dios. En el Ser humano esa forma de expresarse llega al punto de la consciencia; pero nadie ha sido capaz de mostrarnos que no exista una cualidad superior que podría denominarse como súper-consciencia o algo parecido.

Dentro de este escaparate o escenario que hemos formado con ideas, ahora sí podríamos ubicar tanto a todo lo existente como a su historia inherente. El Hombre habría existido, como Dios consciente, siempre, aunque su manifestación corporal en otras épocas o periodos hubiese sido distinta. Dios estaría, como dicen los panteístas, en todas partes dentro y no fuera, pues afuera no habría nada; mejor dicho nada no existe, luego todo es Dios, Energía, Vida, Existir, Pensamiento e Inteligencia. Es probable que la corta vida humana tenga poca significación en el mutable Cosmos; pero lo cierto es que el Espíritu Humano siempre ha estado ahí, para construir los escenarios que mejor le ha convenido para manifestarse y hacer lo que mejor sabe hacer: Vivir como Dios.

ARALBA

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