jueves, 19 de mayo de 2011
Los Miserables - Victor Hugo
[…] el robo y el pillaje se erigían en protesta contra la propiedad y el trabajo; se asimilaban ciertas ideas elementales, especiosas y falsas, justas en apariencia, absurdas en realidad; se envolvían en estas ideas, desaparecían en ellas en cierto modo; tomaban un nombre abstracto, y pasaban al estado de teoría; y de esta manera circulaban entre la multitud laboriosa, paciente y honrada, sin noticia de los mismos químicos imprudentes que habían preparado la mixtura; sin saberlo las masas que la aceptaban. Siempre que se verifica un hecho de este género es muy grave. El padecimiento engendra la cólera, y mientras que las clases prosperan, se ciegan o se adormecen, lo cual es siempre cerrar los ojos, el odio de las clases desgraciadas enciende su antorcha a la luz de algún ánimo tétrico o contrahecho, que sueña en un rincón, y con ella se pone a examinar la sociedad. ¡El examen del odio! ¡Cosa terrible!
Extracto de Los Miserables - Víctor Hugo
Acuarela de cabecera: "El que mueve los hilos" - Luis Alberto Ruiz
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