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jueves, 14 de octubre de 2010

Los arquetipos de Luz-Bel: 7 – El Carro


7 – El Carro

Por encima del bien y del mal, montas tu carruaje pertrechado para la guerra, mi Señor. hjo mío te venía llamando hasta ahora. Padre mío, ahora te debo de llamar porque el Padre se convertirá en el Hijo y el Hijo en el Padre.

Tu unión mística, mi héroe y señor, con la redimida naturaleza ha conseguido la perfección; pero es una perfección, cual revolución, debe ser mantenida para que pueda seguir viva. Una onda sinusoidal, si no se la realimenta siempre termina desvanecida y muerta. Tú Khrisna que creaste todo a partir de ti mismo, porque no existe la Nada, no existe el Vacío pues donde parece no haber nada se encuentra el perenne éter, que por siempre ha permanecido presente. Allí donde pertrechado con tu arco mantienes el Universo para que no decaiga, se disperse o desaparezca.

En tu carruaje, representación del poder, tú no vas solo, te acompaña Arjuna, el Hombre, que sin ti no podría poseer su alma. Tú, el caótico Loco, como Mago te reflejaste en un mundo virtual que no existía. Al hacerlo, Krishna, Adam Kadmon, no creaste un mundo de la nada. Ciertamente allí, antes, no había lo que ahora sí hay porque al penetrar en tu creación fuiste descompuesto cual Osiris descuartizado por Seth, debido al Poder de la Sacerdotisa, en infinidad de partículas que terminarían conformando el útero de la Emperatriz así como sus criaturas.

Una vez que el Héroe toma consciencia de la verdadera situación y se ha unido, a sabiendas, con la Naturaleza, ahora sí el dios se ha hecho Hombre. Lo Espiritual y lo material se han unido como en una sola fuerza para que puedan cabalgar juntos, los cielos y la Tierra.

Todo permanece, al presente, porque tú mi Señor lo mantienes en perpetuo movimiento. Esa es la lucha del guerrero celestial que iluminando al guerrero humano, pueden hacer posible que este mundo, ahora sí, se haya convertido en la escuela de la Vida. Una escuela de teatro donde tanto dioses como hombres fraternizan encima del escenario en una cósmica interpretación. Un escenario que no deja de moverse surcando los espacios infinitos hacia un destino que aún, aquí, todavía me es velado a mí.

Un destino que tú si conoces mi Señor y que sé guardado se encuentra en mi corazón. Mis genes contienen la información esencial que, hasta el momento definitivo, no se deberá de revelar. Lo impensable ha sucedido. La materia y la antimateria han maridado para que el Espíritu del Mundo Original incorrupto e imperecedero pudiera manifestarse en otro oxidable y presuntamente mortal.

Pero yo me pregunto, mi señor, mortal ¿desde que punto de vista? ¡Desde el punto de vista humano! Tú solo ves cambio y transformación; pero el espíritu es único y lo abarca todo. No la creación virtual del Mago sino todo lo que ha existido siempre, desde más allá del cosmos.

Khrisna, el Capitán del Carro, siempre permanece despierto y atento a todo lo que sucede en sus mundos. A él nada le es indiferente; pero nuestra finita concepción del bien y del mal no casa con sus divinos principios que se encuentran en un nivel de existencia incomprensiblemente superior.

El Carro, mi señor, por donde circula, la creación le sigue como una estela electromagnética; pues donde algo se eleva otra cosa decae. Cuando un punto de las ruedas del carro está en lo alto, otro permanece en lo bajo; pero esa situación no permanece estable, siempre está cambiando. Muerte, vida, muerte y vida permanecen como un binomio que se auto-mantiene para que ambas existan; pero que ninguna de las dos prevalezcan la una sobre la otra.

Ahora sí la Batalla ha comenzado ¿Quién prevalecerá, lo material o lo espiritual?
Tú, Khrisna, mi Señor inmortal, tienes la última palabra.


ARALBA

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