miércoles, 6 de octubre de 2010
El Secreto mejor guardado - III
III
Todo sobre los Eones del Multiverso
“La Sabiduría del Hombre es locura para los Simios” Cuando se produjo la implosión en el Pleroma, arrastró consigo a la Entidad colectiva Adam Kadmón hacia el interior de la Burbuja de vacío, la Nada, produciéndose una terrible explosión conocida por los científicos actuales como Big Bang. Debido a esto, Adam Kadmón se disgregó en una infinidad de partículas infinitesimales, neutrinos, que se dispersaron hacia todos los lados de la burbuja tridimensional por medio de la Fuerza Cinética producida. Esa Fuerza es conocida como Fuerza Centrífuga pues fue originada por una especie de remolino espiral.
En el mismo instante de producirse la explosión comenzó a transcurrir el Tiempo en el Multiverso; pero las partículas emanadas del Pleroma, vivas e inteligentes de Adam Kadmón y por propia afinidad, Fuerza Centrípeta, se fueron reorganizando en una especie de nebulosas de caldo cósmico que dieron lugar a los Cuerpos de Helio e Hidrógeno de los Eones del Multiverso. Cuando se produjo la disgregación material del Dios, también lo hicieron sus múltiples espíritus con sus respectivas almas eternas. Cada Eón del Multiverso, recompuesto en un cuerpo físico luminoso y de fuego, atrajo hacia sí a su propio espíritu dormido; pero las almas siguieron vagando, bipolarmente divididas, por el Cosmos recién formado. Los Eones comenzaron a reunirse en cúmulos gravitatorios intentando reconstruir el Cuerpo original de Adam Kadmón y se formaron las Galaxias y grupos de galaxias. Alrededor de cada Eón dormido, ya que a su Espíritu le faltaban sus dos Almas, se agruparon diversos Eones de menor entidad que empezaron a gravitar, en forma elíptica, en torno al Eón principal de donde habían surgido. Producto de la explosión, también y como partículas de deshecho, se habían formado las Entidades que constituirían los Pilares del Multiverso y donde la vida pudiera surgir, los Legisladores o Arcontes; pero de estas Entidades puramente estructurales hablaremos en el siguiente capítulo.
Desde que comenzara este inmenso cataclismo, donde todas la entidades vivimos, no ha habido descanso por parte de los Eones que de una forma ciega vienen intentando reconstruir al Eón Original, Adam Kadmón; pero tampoco de parte de los Legisladores que para poder sobrevivir tenían que arremolinarse en torno a los Eones de menor entidad y por medio de la conocida como acrección, atraídos por su luz, la masa oscura y sin vida fue formando una especie de corteza en torno al fuego alimenticio del centro de los Planetas. Con el fin de intentar sobrevivir, como Entidades conscientes, los Arcontes vienen engañando a los dormidos Eones y provocando nuevas implosiones en estos, en forma de agujeros negros, que reproducen la burbuja original del primer Universo dentro mismo del Multiverso.
De este modo, se producen nuevos mundos tridimensionales separados del Universo primitivo. En cada uno de los Universos que conforman el Multiverso Eónico, los propios Eones que implosionaron en el Universo, primero reprodujeron de forma clónica, todas y cada una de las estructuras del primero. En su conjunto, el Multiverso tiene una apariencia de intestino o cerebro que se arruga y finta sobre sí mismo, en sí mismo, dentro de sí, con la única intención, planeada por los Arcontes, de que la materia oscura pueda distribuirse por todo el Multiverso de forma multidimensional y así impedir que la propia fuerza centrípeta, gravitacional, de los Eones dormidos provoque una nueva implosión en el Multiverso que haga regresar a Adam Kadmón al Pleroma de donde emanó. Es por dicha causa, que los científicos actuales son incapaces de encontrar esa materia oscura que pudiera frenar la expansión del Universo. De no despertar los Eones, la expansión no tendría fin pues seguirían formándose burbujas de vacío, dentro de otras burbujas de vacío, donde los Eones, dormidos y sin memoria seguirían siendo ordeñados por sus propias criaturas, los Arcontes sin Espíritu; pero eso, lo saben los propios Legisladores, tendrá un final; pues el Multiverso no es infinito y sin dimensiones como sí lo es el Pleroma. El Hombre, nosotros, somos la Consciencia de una parte bipolar de los Eones. De nosotros depende que despierten de tan largo sueño.
ARALBA
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