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viernes, 6 de agosto de 2010

Los arquetipos de Luz-Bel: 0 - El Loco


0 - El Loco


Hijo mío, cuando veas al Loco, caminando, apártate un poco de su lado pues es imposible saber como reaccionará.

El Loco es un Ser virgen y sin domar. Es como si acabase de nacer y no conociera todo su potencial. No es ni bueno ni malo; pero te puede hacer más mal que bien. Un empujoncito por acá un golpe por allá y el daño habrá sido hecho. El no posee conciencia del bien o del mal.

No te engañes, Hijo, el Loco no es un menso, un tonto. No te mofes de él porque las fuerzas que lo protegen se podrían volver contra ti. La locura y la genialidad suelen ir dadas de la mano; pero para aprender del Loco deberás cuidarte aunque sin mostrar tu natural desconfianza. Si el Loco se da cuenta podría volverse muy peligroso. Hay que andar en sintonía con él; pero sabiendo cuando poder apartarte. No te hagas mala sangre ni te sientas culpable cuando tengas que retirarte. Hazlo sin más, el Loco lo entenderá y cuando te vuelva a ver no sentirá rencor en su corazón.

No parece llevar camino alguno y va siempre de mata en mata, al borde del precipicio, Un precipicio inmenso por cuyo borde solo puede caminar él. Solo el Loco se atreve a viajar con tan poco equipaje y por tan inhóspitos parajes. Si tú te aventuras a ir a su lado, aprende todo lo que puedas, pero intenta no perder el camino escogido. El camino del Loco hoy puede llevar a un lado, mañana a otro y al siguiente regresarte al punto de partida. Junto al Loco, hijo mío, no desesperes, ten paciencia.

Todo el Universo se encuentra dentro del Loco; pero es un Universo caótico en un movimiento perpetuo. Hoy está calmo y mañana las estrellas se devoran unas a otras. Todo el conocimiento de la naturaleza se encuentra en la mente del Loco; pero el Loco no puede sacar provecho de ello. Solo quien camina a su lado podrá tomar consejo de sus actos y aprender de sus atinos y errores. El no es consciente más que del instante que conocemos como presente; pero es tan fugaz que es inaprensible.

Al Loco hay que amarlo y ayudarlo pero nunca intentar entenderlo. Intentar entender al Loco ya es en sí mismo una insensatez. Intentar comprender las acciones del Loco supone quedar expuesto a esa enfermedad contagiosa que conocemos como locura.

Todos llevamos dentro de nosotros un Loco así; pero atado con las cadenas de la costumbre y la educación. El Hombre cuerdo mantiene el potencial del Loco en su interior. Allí está, hazme caso; pero no saldrá a la luz salvo que se lo fuerce a salir. El Alcohol, el Juego, los Celos, las Drogas. Todas esas cosas y seguro que alguna más podrían despertar al Loco que todos llevamos dentro encadenado con los grilletes del hierro de la costumbre.

No despertemos al Loco Hijo mío. Dejemos que siga en su mazmorra tejiendo su propio Universo interior. Aprendamos de su infinito conocimiento; pero no nos dejemos llevar por su caos. El Loco es difícil que pudiera caer por el precipicio; pero tú o yo sí. Si caemos perderemos, al menos, una vida. El Loco sigue ahí esperando volver a la vida una y otra vez; pero si morimos nosotros, tanto tú como yo, habremos desaparecido para siempre.

El Loco es la esencia Divina del Hombre y posiblemente de toda la Naturaleza. Su energía es infinita; pero caótica y aparentemente sin sentido, por lo menos un sentido que tú y yo, de momento, somos incapaces de comprender. Dejemos que el Loco siga su camino y no nos apartemos demasiado de él porque más tarde o más temprano dará con la salida del laberinto; pero a cierta distancia, hijo mío. Deja cierta distancia para no caer en el vórtice de su divina vorágine.

El Loco es Potencia sin control aparente. Un control que realmente si existe aunque no nos percatamos de su existencia; pero un control ante el cual ni tu ni yo somos nada. Nada importante, y de ahí el peligro del Loco y de su locura. Hoy podremos ayudarle; pero mañana no recordará nada y si es necesario para continuar su camino nos precipitará por el precipicio. El no tendrá jamás conciencia de culpa, si eso sucede, ya que en el fondo él sabe que todo tiene un sentido y que tanto la Vida, como la Muerte, no son más que dos caras de una misma moneda.

Por eso te insito Hijo mío, no desprecies al Loco, ámalo pero sin crear un apego que el no sabría corresponder. Aprende de su desapego y de su sabiduría interior aunque por fuera parezca carente de ella.

En el Loco está concentrada la divinidad. El Loco deberá despertar y cuando ello suceda ya nada más tendrá importancia; tan solo conocer, que ese camino, junto al precipicio, habrá cobrado su verdadero significado.


ARALBA

Ilustración de cabecera: Luis Royo

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