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domingo, 25 de abril de 2010

La noche de las Letras

La noche de Madrid transexualizó las estrellas en letras para iluminar la cumpleañera GranVía de libros como calles y gente con poemas en el pecho y crisis en la garganta. Al menos casi todo era gratis, y eso se notó. No tantas colas como en un cruising de Casa de Campo o una noche blanca en blanco, pero sí mucha humanidad como diciendo "Cultura Cultura Cultura".Nos dejamos caer en ejercicio periodístico por el Homenaje a Gil de Biedma de la mano de Alejandro Martínez y una lagrimilla caía por la espalda de los ojos cuando dejo caer esos versos:

Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.



Después, nos dejamos caer por el Circulo de Bellas artes para admirar una curiosa pelea de gallos en la que no era hiphop o rap sino poesía la que se batía en curioso concurso, y que me perdonen los puristas y los hiphophistas pero resultaba al menos llamativo ver un ejercito de ninfas berrear cual fans ante la llegada del negro poeta cual ebano de doble microfono y corazón poesiático.

Y para acabar Quique González mano a mano con el premio nacional de literatura del año pasado.

Pero es que me pesaba mucho un libro que me habían regalado y me tuve que ir a un bar, la cultura acaba pensando demasiado.

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