miércoles, 21 de abril de 2010
El mercader de Venecia - W. Shakespeare
La hermandad de la Justicia y la usura; compañerismo necesario e inevitable del ” buen orden”; hermanos de Sangres abocados a un difícil entendimiento en aras de una utopía global; diminutas migajas incrustadas en nuestro numen más prehistórico e inaccesible.
El derecho de uno en detrimento del otro.
Shylock, personaje vital en Shakespeare. Encarnación de lo anteriormente dicho. Usurero y justo, justo y usurero. Piernas de la contradicción aparente y de la reflexión más profunda. Abanderado de nuestros reclamos sociales más dolorosos. Representante del gen inefable originario de nuestros ancestros.
¡Cuánta justicia vale una libra de carne!, tensión, angustia, ansiedad; ¡Cuanta templanza exige un pasivo negativo, una deuda cargada de cemento sin agrietar!, miedo, abandono, soledad. Balanzas de derechos y obligaciones cargadas de humanidad tambaleante sobre un fino hilo de seda.
Al final, todos caemos hacia un lado; todos resbalamos contra nuestras propias decisiones y el fiel del destino nos acaba apuntando con su amenazador filo; que no corta, simplemente acabamos muriendo antes de tomar un camino que en última instancia no deja de ser una ilusión infantil, cuando creíamos en la Justicia y nos regalábamos a los demás.
Carlos Postigo
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