Todos los días
te veo en el espejo.
No sé quién eres.
El centro exacto
de todo el universo
está en mi pecho.
Pasan las horas
y no logro adivinar
hacia dónde van.
No queda nada
de lo que fuiste.
Sólo silencio.
No hay destino,
tan sólo es la voluntad,
que se disfraza.
Vigilas, luna,
pero no tienes poder
para imponerte.
Ignacio Ruiz Gallar
sábado, 17 de abril de 2010
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