viernes, 4 de febrero de 2011
Kaos Quántico - CONSPIRACION - Teatro Estelar
La Vida es un Teatro interpretado por dos tipos de Actores. Unos cuantos son Reales, el resto son espejismos virtuales que han aprendido a creerse los auténticos.
Bifredo de Albany (Arquetipo)
*
(Dimensión Gaia 1963 d.c.)
8.- Teatro Estelar
La niñez de Kimberly Banister, Laura Star-Light, transcurrió en el pequeño pueblo que la vio nacer, rodeada de granjas y donde todavía, no muy lejos se podían vislumbrar los rescoldos de los antiguos campos de algodón que dieran poder y dinero a los terratenientes blancos a costa del trabajo no remunerado de los esclavos negros, traídos en tiempos, desde el continente del otro lado del Atlántico.
En muchas ocasiones, al salir de la escuela dominical de la Iglesia Metodista, solía dirigirse en compañía de sus padres y hermanos hacia la orilla del río Oconee, cuyo nombre recuerda a sus vecinos humanos que esas tierras, antaño, pertenecieron a las tribus indígenas que fueron expulsadas ante el imparable avance de los extranjeros colonos.
La personalidad de este espíritu cósmico fue educada en la más férrea disciplina del fundamentalismo protestante; creando a posteriori, en ella, una feroz lucha interna entre lo que su interior sentía como bien y lo que su impuesta programación le decía. Quizá a consecuencia de lo aludido, ella no entendía el aliciente que su padre y alguno de sus hermanos sentían hacia la pesca o la menos practicable caza; pero lo cierto es que su espíritu alegre florecía en cuanto su delicado cuerpo chapoteaba en las tibias aguas que la acogían ruidosamente en su seno y que en aquel entonces, años cincuenta y primeros de los sesenta, aún permanecían ajenas a la contaminación actual.
La niña gustaba de organizar a sus amiguitos, erigiéndose en jefe absoluta de su pandilla, constituida en su mayoría por varones; pero cuando su vena solitaria la llamaba imperiosamente, se refugiaba en la granja de unos amigos de sus padres y daba de comer, canturreando el conocido pitas, pitas..., a las gallinas o restregaba los amargos en el morro de los conejos, cuando no jugaba, correteando, con el perro canela que resguardaba a los animales que allí habitaban de las incursiones de hurones, zorros y comadrejas.
Todavía, su infantil mente, era incapaz de comprender las expresiones racistas que se cruzaban entre los habitantes del pueblo, rememorando los tiempos de sus abuelos y padres que habían luchado en la cruenta guerra de secesión y menos, todavía, que en ciudades más grandes, no lejanas, los blancos se organizaran refugiados en el anonimato de unas blancas sábanas y adornaran sus cabezas con un enigmático capirote para atemorizar y atentar contra sus hermanos de color.
Tolerancia, palabra cuyo significado no comprendería hasta pasados unos años, cuando la adolescencia empieza a moldear la personalidad de sus propietarios. Todos estos sentimientos se agolpaban e iban introduciéndose dentro de su joven mente y quedando marcados de manera indeleble, confiriéndole con el tiempo, esa mirada entre melancólica y risueña que la llevaría a los altares de la fama.
Todo había sido organizado en los confines del Universo, en Gestar, fuera del Espaciotiempo conocido cuando una Entidad innominable e innominada fue encerrada en esta cárcel hospitalaria a la que conocemos con el nombre de planeta Tierra, a donde venimos a purgar nuestra enfermedad original, y en la que permanecemos confinados para no perjudicar al Universo Primigenio, el cual se mantiene intacto y libre de cualquier contaminación o intromisión de carácter negativo pues se protegió del segundo Big bang provocado por una paradoja en el espaciotiempo y a la que los teólogos han venido a denominar erróneamente como Pecado Original de la Humanidad.
Pero esta Entidad, que antes aún no se encontraba dividida, no vino a este pequeño planeta azul por los motivos correctores ya expuestos sino como avatar o enviado de los dioses, para poder ayudar a la humanidad a encontrar el camino de regreso y comunicar a sus hermanos caídos que existe una legión de ángeles que mantienen sus amorosas manos extendidas esperando que nos acojamos a ellas para con un último impulso de regeneración fortalecer y reforzar los pilares de la dramatúrgica creación, tras la inevitable y previa sanación necesaria.
Desgraciadamente, para la célula espiritual, no existe posibilidad de acceso a este plano de existencia, que es de naturaleza dialéctica, de un modo completo e integro, debiendo desdoblarse en sus dos polaridades que se mantienen unidas en los planos internos. Otro de los desgraciados inconvenientes que tiene, intrínseca, la materialización es que la memoria consciente en este plano queda anulada completamente y manteniéndose ubicada en el lugar de morada del espíritu, en su plenitud, reflejándose en la cotidianeidad como una especie de deja vu o memoria inconsciente.
Hace tantos eones que la Entidad a la que pertenece Kim Banister bajó a esta morada de pesares y mortandad como tiempo hace que su gemelo, el Caballero de Albany, sufre las mismas circunstancias para intentar encauzar, de una forma correcta, el luctuoso camino que mantiene, tozudamente, la humanidad hacia la autodestrucción; pero ciertamente, logrará algún día, en alguna vida, conseguir sus loables propósitos cerrando el circulo que conforma el camino que, hace ya tanto tiempo, emprendieron en un sacrificio eterno e indecible en favor de sus hermanos caídos.
Así como en las diversas encarnaciones, siguiendo un ciclo bien definido, se van turnando las dos personalidades en la adquisición de una polaridad diferente; es decir, la parte que en un momento determinado es varón, en la siguiente deberá convertirse, inexorablemente, en hembra; pasándole a su mellizo exactamente lo mismo pero a la inversa. Esto es una ley natural; pero también es cierto que la fuerte marea producida por la vida de la dualidad, con el transcurrir de las edades, va distanciando tanto en el tiempo como en el espacio, la materia receptáculo de las dos polaridades que conforman la Entidad Espiritual aludida; siendo por esta razón, que en numerosas ocasiones. El caso de Kim y Bifredo puede servir de ejemplo. Una de las naturalezas permanece en los planos de la antimateria y raramente suele coincidir con su otra parte. Cuando una de ellas materializa, suele hacerlo movida por las leyes del azar, que existen, separada por una gran distancia y con algunos años de diferencia de su Alma Gemela, pudiendo ser aquella, tan enorme como el espacio que separa el hielo del Ártico del continente Antártico.
Lo cierto es, que el fin último de su trabajo sólo pueden realizarlo estando unidos como en el caso del Hermano Cagliostro y su amada Serafina.
Es sólo entonces que el sagrado sacrificio realizado no será baldío y dará buen fruto, siendo por este motivo que la memoria inconsciente incita a dichas partes a encontrarse y unirse, siendo esto posible por medio de la consecución de la fama y la popularidad. En estos Seres, como son Kimberly o Bifredo, Caballero de Albany, este móvil no lleva consigo ningún tipo de vanidad o afán de poder como fin último sino el ya mencionado de intentar, en un último y angustioso esfuerzo, reconocerse entre ellos y posteriormente, como hemos dicho, encontrarse a pesar de sus diferentes situaciones sociales o de lenguaje ya inherentes desde la mítica época de Babel.
Este intento es siempre doloroso y requiere de un desgaste tremendo de energía, siendo así que el Espíritu único que dirige sus personalidades o medias almas desequilibra la balanza en uno de sus platillos para que la más favorecida consiga el propósito de darse a conocer a la generalidad de los medios de comunicación, artísticos u otros. Solo entonces, es cuando esta alma puede ser reconocida por su otra parte, caída en desgracia, ya que muy posiblemente mantendrá una existencia vulgar y anodina en los ámbitos de poder o de reconocimiento social por parte de sus conciudadanos; pero que sin embargo, mantendrá un nivel mucho más elevado de conciencia, pues en él recaerá la responsabilidad de identificar a su parte cercenada.
Tristemente, a través de las existencias, se producen diversos accidentes, al estar convencida una o las dos partes, de que han encontrado a su media naranja, al pensar que ésta, su complementaria, debe nacer en un lugar cercano, en espacio, como en tiempo, al de su propio origen, poseer unos niveles sociales o de poder similares, mantener inquietudes y gustos parecidos; pero sin embargo nada más lejos de eso.
Sólo cuando la parte famosa es capaz de comprender el funcionamiento de la Ley de Compensación, es posible que reconozca que el loco que la persigue y que se encuentra sumido en el más miserable fango de la existencia humana, está de este modo en beneficio de ella misma; pero esto también puede ser un error de bulto, que pueda llevar a la personalidad a su irremediable caída en los brazos de cualquier desaprensivo; como le sucediera, en su momento, a Rita Haywort. Siendo por este motivo que, debemos ser cautelosos para no caer en los lóbregos pozos de la drogadicción y el vicio, que no son más que olvidaderos del alma humana.
Ese sentimiento interrogativo de ¿Qué hago yo aquí?, ¿Que me he dejado en el otro lado?, ¿Me ha llamado alguien? O la sensación de que el círculo está próximo a cerrarse, permanece hasta el fin de sus días, o hasta el definitivo encuentro; que de realizarse, deberá ser limpio y sin mácula.
Llegado este reconocimiento mutuo, no importará la separación física ni en espacio ni en tiempo ya que habrán logrado engarzar, en este plano, los eslabones de la cadena o cordón de oro diamante que invisiblemente debía de unirles.
Kimberly, nacida antes en una familia acomodada, tres años concretamente, y regida por las influencias del Sol en Sagitario, el Caballero de Albany regidos sus actos por la constelación de los Gemelos, siendo ellos los únicos que entienden al centauro al encontrarse en las antípodas del zodiaco y, por tanto, ser dos caras de la misma moneda; pero la actriz deberá ser capaz de comprender que su príncipe azul está vivo aunque no es más que una miserable rana que deberá ensuciar su bellísimo cuerpo con el lodo de la charca, en la que permanece el miserable anfibio, y acoger a éste en sus delicadas manos, para con un esfuerzo de sagrada renunciación, incitado por el auténtico amor que les une en los planos sutiles, darle un cálido beso en su fétida boca para así transformar a la pequeña bestia en el auténtico príncipe celestial que realmente es.
Tan sólo entonces habrán conseguido comenzar la labor de regeneración que pueda salvar a la plenitud de la raza humana y su posterior regreso al Continuo Gestar.
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Cabecera :Dos caras de la misma moneda -Cynthia SOFIA
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