¿Por qué luchamos contra el destino?
Acaso, la Eternidad nos encuentre
algún día en el
lecho de muerte. La batalla es la vida, y la vida, movimiento que ahora parece
surgir y después parece ocultarse a nuestra pobre visión de las cosas.
¿Por qué llaman al fuego destructor?
Un genio dijo que nada se destruye y que todo
se transforma. Si esto es una ley física ¿Por qué nos empecinamos en
seguir hablando de destrucción?
El fuego purifica y sublima lo grosero a un
nivel de existencia superior.
Es tremendamente triste
leer la historia.
Cierta historia. La historia que cuentan los descendientes
sociales de los vencedores:
De aquellos que cocieron a
sus hermanos por pensar diferente. De aquellos que arrimaron la tea encendida a
la paja y leña sobre la que yacían
indefensos y atados hombres. Hombres que pensaban diferente. De aquellos que
descuartizaron, desollaron y empalaron,
incluso a mujeres, porque su concepción del pensamiento
religioso era distinto al suyo.
En
el capítulo anterior hablamos de la Indiferencia , bien entendida como Tao, que hay
que enfrentar al mal; pero ¿Qué es el Mal?.
¿Cuál
es la Verdadera
Naturaleza del Mal?.
¿Cuál
fue el error de los movimientos gnósticos y que les llevó a ser, prácticamente,
borrados de la faz del planeta?.
Como
en toda cárcel, reformatorio u hospital psiquiátrico, en nuestro Universo
existe un muro, invisible, que lo rodea como si de una esférica pecera se
tratara.
Los
astrofísicos han descubierto que el Tiempo y el Espacio empezaron a ser, justo
cuando el Verbo o Gran Explosión (Big Bang) tuvo lugar. Con la aparición de la Materia y consecuentemente
la Masa , éstos,
el Tiempo y el Espacio se plegaron curvando el Universo tal y como los
astrónomos y otros científicos nos lo muestran. Toda esta Masa es la que
produce, con su Fuerza Gravitacional, las causas y efectos que nuestros
Estudiosos Humanos han enlatado y denominado como Leyes Cósmicas o Naturales.
Es tan tremenda la masa que contiene la totalidad del Universo, y con ello la Gravedad , que es
prácticamente imposible que nada constituido de materia, moléculas, átomos,
neutrones, protones, electrones u otros pudieran escapar de su influencia.
Según
los Rosacruces, dentro de cada Astro, Planeta o Satélite habita un Espíritu. El
error de algunos consiste en creer que esos Seres son mucho más elevados o
evolucionados, en espíritu que el Ser Humano. Dentro de los mundos espirituales
cada Entidad es una Molécula del Gran Hacedor del mismo Peso y Valor; pero en
la materia, cada uno de estos Grandes Seres tiene encomendada una función
específica y diferente. Esta función es, preferentemente, la de sostener el
Status Quo que mantiene al Universo, en apariencia, estático y en un continuo
movimiento pendular. Producto de este subir y bajar, ahora blanco y después
negro, surge Arimán. Entidad Egregórica sin individualidad ni personalidad
propia que se manifiesta ante el estudio
del hombre como Leyes inmutables. Estas fuerzas arimánicas, como veremos en
este mismo estudio, no son ni buenas ni malas ya que actúan ciegamente y sólo
se rigen por un instinto de conservación.
Los
Gnósticos de Valentín conocían la mítica ciudadela celeste de Shambala como el Pleroma. O mejor dicho, esta
denominación era dada a la morada original del Hombre no caído en la involución
material, ya que Shambala fue construida con posterioridad para servir de
escala en la ascensión de éste hasta el Mundo del Espíritu Divino.
Los
Arcontes y Eones eran y son respectivamente, la materia oscura que existe en el
Universo como: Planetas, Asteroides, Satélites, Polvo Cósmico, Estrellas de
Neutrones y Agujeros Negros y las Estrellas, algunas Demiúrgicas, Quasares, Proto
Galaxias y Galaxias que inundan con su Luz el falso vacío del Espacio
Inter-Estelar.
Algunos
de estos Eones son Demiurgos, es decir, creadores y mantenedores de la materia
orgánica e inorgánica que habita en su interior u órbita a su alrededor; pero
sólo de la Materia
que conforma los cuerpos experienciales, pues el espíritu, que los mueve, viene
de fuera y es cedido por el Gran Arquitecto de los Universos. Algún astrónomo o
biólogo dijo recientemente, de un modo acertado, que tanto el hombre como el
resto de los seres estamos compuestos de Materia Estelar. Pues bien, estos
Demiurgos, dioses o semidioses (Malas
Denominaciones) como es nuestra propia estrella (el Sol), no son ningún Dios,
con mayúsculas; pues en el Mundo del Espíritu, como hemos visto, no dejan de
ser otros Seres más, con el mismo potencial espiritual que el propio hombre;
pero aquí en el Universo de Maya, de la Ilusión Espacio
Temporal , les ha tocado representar el papel que les
corresponde en el Teatro del Macro Cosmos así como nosotros debemos
desarrollar el que nos corresponde para
con nuestros semejantes, así como para con todas aquellas criaturas que se
encuentran bajo nuestro dominio material. No cabe duda que, nuestro vehículo
físico no existiría de no habernos sido proporcionado por el Demiurgo que
conocemos como Sol.
Estas
entidades astronómicas, Inteligentes, actúan en relación con nosotros del mismo
modo en que nos comportamos respecto a las hormigas terrestres, es decir:
Ciegamente.
Cuando
paseamos por el campo, los seres humanos, inevitablemente pisamos con nuestros
pies y eliminamos miles de vidas. ¿En eso hay Mal?.
Las
leyes de causa y efecto son esas fuerzas arimánicas que el hombre ignorante
denomina como mal y que como iremos viendo no es tal, hasta que nosotros mismos
lo convertimos en dicha cosa.
De
todas las leyes que conocemos derivadas de la interacción de los Arcontes,
Demians o demonios y de los Eones, Ángeles o Arcángeles se desprenden efectos
que, cual surfistas al encuentro de su ola, si nos ponemos a favor de la
corriente tendremos beneficios y por contra sufriremos calamidades. Otras veces
la humanidad es incapaz de predecir los desastres naturales o cósmicos, si se
dieran, pues no conoce la totalidad de las leyes y, consecuentemente, mueren
muchos seres humanos como si de las hormigas mencionadas más arriba se tratara.
Un
terremoto, maremoto, erupción volcánica, tornados, huracanes, meteoritos,
cometas, etc, etc... pueden ser los desencadenantes de esos desastres. El que
sucedan esas calamidades no es mal, en si mismo, lo único que demuestra es que
la tierra y el cosmos están vivos y de vez en cuando se mueven un poco más
deprisa que en otras ocasiones. Ellos no son conscientes de nuestra
destrucción. De hecho, los objetos celestes colisionan entre sí con mayor
frecuencia de lo que hace pocos años se creía y como consecuencia mueren y se
transforman en la simiente de nuevos cuerpos cósmicos. Somos nosotros, que
vivimos en esta prisión, los que debemos estudiar pacientemente el libro que
nos proporciona la naturaleza para predecir los acontecimientos catastróficos y
evitar los desastres, dentro de lo posible.
No
es malo el tigre por comerse al incauto paseante que se introduce en el bosque
sin defensa alguna. Es la imprudencia temeraria del explorador la que dará
cuenta de su vida. El tigre sólo cumple con su obligación de depredar, pues
necesita matar para poder sobrevivir. La superstición consiste en pensar que,
porque un monje tibetano, en cierta ocasión, pasó por delante de un Tigre de
Bengala sin que éste le prestara la más mínima atención y no le pasó nada,
nosotros podremos hacer lo mismo. ¿Quién sabe si aquella fiera no se había
cebado pocas horas antes de que el monje pasara por allí?.
Podría
existir una entre mil posibilidades de que se dieran las mismas condiciones
positivas cuando pasásemos nosotros delante de la bestia: no seamos ilusos.
Para
explicar como el hombre llega a canalizar las Fuerzas Arimánicas de la Naturaleza y
transformarlas en el auténtico y único Mal deberemos intentar demostrar que
existen cuatro tipos de Individuos: Los Ignorantes de las leyes que rigen en el
Universo y por tanto lo son zarandeados de aquí para allá como si de marionetas
se trataran o plumas mecidas por el viento. Estos individuos creen en la
casualidad, la mala o la buena suerte y forman la "Raza " de los
supersticiosos que creen fielmente que no deben pasar por debajo de una
escalera, derramar la sal, vestir de amarillo o encontrarse con un gato negro
porque trae mala suerte.
Otros,
como veremos ya mencionados, que conocen los efectos de algunas, las más
importantes, de esas leyes se agrupan en organizaciones conformando una fuerza
electromagnética, Egregor, que canaliza como si de una vela luminosa se tratara
en una determinada dirección las corrientes gravitatorias y radioactivas,
Arimánicas, de los Arcontes y Eones y da la casualidad que la dirección que
esas corrientes deciden tomar es la misma que originalmente tienen las
mencionadas fuerzas.
Estos
individuos, grupales, creen que yendo a favor de la corriente de esas fuerzas,
no consideradas ciegas por ellos, podrán llegar a buen puerto, la salvación o
cosas parecidas. Están muy equivocados pues forman la masa humana que
ciegamente se convierte en catalizadora del Movimiento Pendular que rige
nuestro Universo y lo transforman en Magia Negra, "mal denominada
Blanca", el auténtico Mal.
Los
antiguos gnósticos, antes de la
Reforma de los Rosacruz, creyeron que agrupándose, como los
anteriores, para formar una Fuerza Egregórica pero de signo contrario podrían
compensar el avance de las Fuerzas Arimánicas primero para después abrir una
brecha en el Espacio Tiempo que les permitiese edificar una escala permanente,
Escalera de Jacob, y así poder alcanzar el Pleroma "La Majestuosa Jerusalén
Celeste ".
La
intención de aquellos hermanos nuestros era de alabar; pero estaban y aún hoy
siguen, algunos, estando equivocados, pues la Fuerza Magnética
de unos cuantos miles o millones de almas unidas no es suficiente para hacer
frente a los cientos de miles de billones de masas constituidas por Eones y
Arcontes.
El
Gigante Galáctico, ante esa pequeña concentración de Fuerza Luminosa se sacude
el polvo destruyéndolos a casi todos como si de simples ácaros se tratara y así
la pequeña Obra
que se había construido queda derruida para desdicha de las generaciones
futuras.
La
manera, absolutamente inconsciente que utiliza, vamos a llamarle, Arimán para
defenderse es utilizando el Egregor, que vibra a la misma frecuencia que él, de
todos aquellos que se han puesto a través de las edades a favor de las
corrientes ciegas del Universo.
Es
entonces, cuando el 666 que es número de hombre "El Número del
Hombre" se convierte en ejecutor de Muerte y de Ruindad. En anteriores
escritos, que no tienen que ver directamente con estas lecciones, hablamos
sobre este espinoso tema; pero no está de más que lo repitamos de nuevo:
Las
mentes más lúcidas se han estrujado el cerebro intentando descifrar el temido
jeroglífico; pero hasta el presente nadie lo ha conseguido, fuera de la Rosacruz que dice que no
existe el Mal sino el Bien en Formación, por lo tanto, no puede existir un Ser
Maligno que se opone al Gran Hacedor, y sin embargo, la interpretación del
enigma es algo tan sencillo como el tan manido huevo de Colón.
El
Triple Seis es Número de Hombre dice el Apocalipsis de Juan. ¿de qué hombre?:
de la Humanidad
en su conjunto.
Según
el Génesis, siempre simbólicamente, el Ser Humano fue creado el sexto día. Al
estar, digamos, construido de forma triple. Es decir: compuesto de un Cuerpo
Material, un Alma que le da la vida y el movimiento y una célula espiritual.
Tenemos que efectivamente, el número que simboliza a este Ser debe ser el
6,6,6. El primer seis corresponde al día de la Creación del Cuerpo
Humano definitivo.
El segundo al día en que le fue infundida la Vida , el mismo día. Y el
tercero el día que el espíritu toma posesión de sus vehículos de manifestación:
el sexto día. Debemos recalcar que el Espíritu del Hombre no pudo ser creado
ese simbólico sexto día ya que el Espíritu es preexistente; pero si fue, como
hemos dicho, el día en que tomó la capitanía del Barco que es su cuerpo
personalidad.
No
contentos con lo explicado hasta el momento, mostraremos como ese símbolo no
corresponde a un personaje determinado sino a toda la Especie Humana , ya
que la suma de 6+6+6 da como resultado 18 y ya que, según la tradición, debemos
reducir cualquier número compuesto a su mínima expresión volvemos a sumar 1+8.
Con esta suma conseguimos el número 9 que es el último número simple posible y
representa la Plenitud
de la Encarnación Humana.
Desde otro punto de vista, comprendemos que es la máxima
división posible del 1. El Adán Original.
Es
decir, el 9 representa a la raza humana dividida en todos los individuos que
han existido, que existen y que existirán en la presente evolución humana: La Humanidad.
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