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Por el mes era de mayo | 
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cuando hace la calor, | 
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cuando canta la calandria | 
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y responde el ruiseñor, | 
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cuando los enamorados | 
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van a servir al amor, | 
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sino yo, triste cuitado, | 
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que vivo en esta prisión, | 
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que ni sé cuándo es de día, | 
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ni cuándo las noches son, | 
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sino por una avecilla | 
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que me cantaba al albor. | 
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Matómela un ballestero | 
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¡Dele Dios mal galardón! | 
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Cabellos de mi cabeza | 
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lléganme al corvejón, | 
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los cabellos de mi barba | 
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por manteles tengo yo; | 
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las uñas de las mis manos | 
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por cuchillo tajador. | 
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Si lo hacía el buen rey, | 
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hácelo como señor, | 
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si lo hace el carcelero, | 
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hácelo como traidor. | 
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Mas quien ahora me diese | 
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un pájaro hablador, | 
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siquiera fuese calandria, | 
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o tordico, o ruiseñor, | 
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criado fuese entre damas | 
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y avezado a la razón, | 
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que me lleve una embajada | 
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a mi esposa Leonor: | 
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que me envíe una empanada, | 
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no de trucha, ni salmón, | 
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sino de una lima sorda | 
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y de un pico tajador: | 
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la lima para los hierros | 
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y el pico para el torreón. | 
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Oídolo había el rey, | 
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mandóle quitar la prisión. | 
lunes, 26 de marzo de 2012
Romance del Prisionero
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