miércoles, 8 de diciembre de 2010
Náufrago
Solo. Acariciando el oleaje que se distribuye a lo largo de mi playa. Oliendo el salitre que se desprende de las rocas a mi alrededor. Escuchando cantos desconocidos e irreales para mi mente racional. Levanto la cabeza y me veo. Distingo un ser extraño acercándose poco a poco. Como si una ola fuera su mayor empuje.
Me veo. Huelo mi interior y me descubro sin saber a día de hoy quien soy. Viernes me toca con su mano…, le espanto, digo que me deje en paz, que soy un naufrago más de esta vida. Que me deje morir entre mis manos; mis brazos dejan de obedecerme.
Lentamente me levanto, cojo el cuchillo de mi alma y empiezo a despedazarme. Directamente, lo primero que desgarro es mi corazón, instrumento de mis sueños más débiles. Continúo con mis extremidades… me rodean los liliputienses, pero no me alcanzan…corro en mi interior hasta que me desvanezco. Caigo a lo largo de mis ilusiones…
Sandman, escúchame, estoy en tus sueños, desgarro tus mentiras, imágenes de un dibujante de cómic y un guionista psicótico…Llévame a tus paraísos, hazme comer a Satán y a su escuálida cuadrilla de mojigatos entrañables, olvidables en mi día a día.
Quizás mañana suene el despertador (como todas las mañanas, por cierto) y tenga que abrir los iris, encontrar una motivación y dejarme llevar por una fuerza, quizás una energía, que no conozco, que creo en ella, pero que en definitiva, no es más que el fundamento del crecimiento de una semilla, y su posterior transformación en una bella flor.
Abro los ojos, me veo reflejado en el espejo e inicio este escrito… quiero verme sin mirarme y solo identifico una ilusión, que no soy yo ni mis sueños.
El que quiera oír que oiga… yo sigo sordo… me perdono, claro que si… si no…
James King
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