viernes, 17 de diciembre de 2010
La Simbiosis Humana
La relación entre todos los Seres se puede reducir a dos formas esenciales, la simbiosis y el parasitismo que no es otra cosa que una versión agresiva de la primera. El cuerpo humano es una simbiosis, colaboración, de millones de células tan íntimamente ligadas que terminan formando órganos y organismos definitivos; pero los cuerpos humanos también desarrollan una simbiosis muy estrecha con otras bacterias y hongos como los encontrados en el sistema digestivo humano y sin las cuales no se podría sobrevivir. Hasta aquí, hemos visto, como no existiría gran diferencia entre los organismos sean estos, vegetales, animales o humanos.
Existe otra simbiosis que los científicos ni siquiera han contemplado como posibilidad, ya que entraría frontalmente en competencia con las religiones establecidas. Olvidándonos, en principio, de las simbiosis mencionadas, en el Ser Humano, existiría otra forma de simbiosis entre la maquina biológica humana, con su propia inteligencia automática de subsistencia, y un agente externo, que se ha venido a denominar como Espíritu. La simbiosis espiritual, ha permitido al Ser Humano despegarse de sus hermanos animales, en la pirámide evolutiva, convirtiendo a éste en un Ser más longevo debido a condiciones higiénicas y de alimentación artificiales que, de otro modo, habrían acortado la vida de los cuerpos biológicos de la especie humana.
La ciencia no ha sido capaz, aún, de descubrir y, menos aún, de separar a ese agente desconocido que se ha venido a denominar como Espíritu; ya que se trata de un Organismo extraterrestre que se encuentra íntimamente vinculado, por mutación y evolución, con el ADN del simio del que procede nuestra Especie. Todas nuestras células, no solo las cerebrales, están involucradas en esa simbiosis entre la naturaleza biológica del Simio y la espiritual del Ser alienígena que también somos.
Es por ello que, en nuestra vida compuesta, se desarrolla una especie de lucha interna entre lo Natural, de este mundo, y lo Espiritual, lo ajeno, extraño, de otro Mundo y que lucha por prevalecer. En cierto modo, podría decirse que esta simbiosis tiene muchas connotaciones parasitarias ya que mientras uno crece, el Alma Espiritual, el otro mengua, el alma biológica. Esto debe de ser así ya que los seres vivos no son otra cosa que máquinas biológicas con su propia inteligencia artificial. Una inteligencia programada para producir la supervivencia del organismo y de la propia especie durante un tiempo limitado. El Espíritu del Alma humana, a veces lleva bien eso de convivir con ese instinto de supervivencia; pero en muchas otras ocasiones, cuando el fin propuesto lo precisa, el Espíritu decide sacrificar su propia integridad, como organismo biológico, en beneficio de algo que él conoce muy bien y entiende como superior; pero que choca frontalmente con la programación de supervivencia de su vehículo orgánico de manifestación.
En un principio, el lector pudiera pensar que ese parasitismo es injusto dado que el Ser biológico está a expensas de lo que decida su partenaire en la simbiosis; pero hay una cosa que la inteligencia biológica desconoce y que no está preparada para comprender. Como se ha dicho, el Ser biológico está constituido para sobrevivir durante un periodo de tiempo y que se encuentra previamente programado en su ADN. Evidentemente, esa programación puede verse modificada por accidentes o agentes externos agresivos como la falta de aire, exceso de radiación, falta de agua etc., etc. El Espíritu sin embargo trasciende de ese periodo de supervivencia, tan breve, y migra de unos cuerpos a otros, conservando tan solo una especie de bíos informática que lo incita a seguir manipulando, por mutación, los cuerpos en los que penetra. Así los convierte, cada vez más, en propios y utilizables con el único fin de alcanzar su fin programado: El conseguir un Cuerpo antaño perdido. Es por tal motivo, mal que nos pueda parecer, que el Hombre biológico, como alma, está condenada a perecer definitivamente con el fin de dar paso al Hombre Nuevo, Espiritual, Eterno e Inmortal.
Cómo se produjo esa simbiosis entre lo natural y lo espiritual es algo que abordaremos más adelante, valga ahora, tan solo, la comprensión del porqué muchas veces hacemos algo que creemos impropio y dejamos de hacer las cosas que nos debían de producir beneficio. Son dos seres los que conviven en un único vehículo de manifestación; pero solo uno de ellos tiene futuro. El otro, lamentablemente, no.
ARALBA
Fotografía de cabecera: Dos cabezas y un cuerpo - San Pedro de Villanueva (Asturias-España)- Anabel Nikolai
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