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lunes, 2 de julio de 2012

Tradición Esotérica de Occidente - Capítulo V (a)


Nada se veía porque no había nadie para ver lo que había; pero aunque lo hubiera, nada vería porque nada había.
¡DE PRONTO UN FRAGOR!
Una explosión del Verbo Primigenio llenó la Nada de Estrellas.
Estas como corredoras de maratón, surcaron el Vacío, y formaron el Espacio y el Tiempo que tan ladinamente nos aprisiona a este mundo, como si de una triste mazmorra se tratara.
En la Nada estaba contenido Todo,

y Todo, en su momento, se colapsará hasta regresar a la Nada.
No hay Espacio vacío, porque donde hay Espacio no puede haber Vacío; pero donde no existe el Espacio mora el mayor de los Vacíos, Nada, Todo.
Todo lo que existe es polvo de Estrella, y hasta el refulgente Oro surgió de lo más horroroso, la muerte de una Estrella; pero el Hombre con su Poder de Espíritu puede conseguir tal maravilla del "Muerto" Plomo.



"Los medio sabios, reconociendo la irrealidad relativa del Universo, imaginan que pueden desafiar sus leyes. Tales son tontos, vanos y presuntuosos, y se estrellan contra las rocas y son rotos en pedazos por los elementos en razón de su locura. Los verdaderamente sabios, conociendo la naturaleza del Universo, usan la Ley contra las leyes; lo Superior contra lo inferior y, por el Arte de la Alquimia, transmutan lo que es indeseable en lo que es Apreciable, y así triunfan. La maestría no consiste en sueños anormales, visiones e imaginaciones o vivencias fantásticas, sino en usar la Fuerza Superior contra las inferiores y vibrando en la Superior, la Transmutación, no la negación presuntuosa, es el Arma del Maestro".

 EL KYBALION
                        Atribuido a Hermes Trimegistro


            Los astrofísicos, de finales del siglo XX, nos dicen que todas las materias complejas que existen en el Universo, tales como el oro, surgieron al producirse el colapso y posterior estallido de las estrellas. A este suceso, los Astrónomos lo conocen como Super Nova.
            Los físicos terrestres han logrado transformar partículas de plomo en oro utilizando gigantescos y costosísimos Super-Sincro-Ciclotrones, aceleradores de partículas. De este modo, es como han llegado a las mismas conclusiones que sus colegas astrónomos.
            Hace no demasiado tiempo, los matemáticos eran capaces de demostrar, por medio de ecuaciones, que el volar era algo imposible y sin embargo, ante sus atentas miradas seguían surcando el aire tanto aves como mamíferos e insectos.

            Hablando de Ciencia o del Estudio de las Leyes de la Naturaleza, no deberíamos ser tan estrictos a la hora de sacar conclusiones; pues mañana podrían descubrirse nuevas normas que invalidasen algunos de los paradigmas que en la actualidad se defienden como monolíticamente inmutables.
            En realidad, en este capítulo no vamos a tratar la Alquimia, tal cual, entre otras cosas porque no somos alquimistas operativos; pero sí que intentaremos demostrar cómo las antiguas doctrinas gnósticas, al ser perseguidas a sangre y fuego, se refugiaron en diversos simbolismos tales como los utilizados por: la propia Alquimia, la Cábala Hebrea o el mismo libro de Thot o Tarot que, paradójicamente, fueron menos maltratados.
            Los antiguos guerreros de la Isla japonesa de Okinawa se protegieron de sus opresores refugiándose en los antiguos monasterios budistas de Shaolin. De la combinación de las artes de lucha de aquellos y de la propia sabiduría de los monjes surgió el Kárate Do, la más elaborada de las artes marciales conocidas.
            Hemos utilizado esta última imagen para ilustrar, en lo posible, lo que en otro tiempo y en otro lugar debió suceder con la Gnosis al mezclarse con los criptogramas de diversas artes y ciencias contemporáneas.

            Aún, hoy en día, existe una cierta confrontación entre los alquimistas operativos, que aún existen, y cuya principal ocupación consiste en intentar hallar el Lapis Filosoforum que les permita la transmutación de ciertos metales en oro y la consecución de la Medicina Universal que alivie a la humanidad de tantos males y le permita una gran longevidad, y los que utilizamos su sagrado simbolismo con el finje explicar a los Iniciandos, el camino a seguir para poder transmutar la grosera naturaleza de deseos del hombre en un majestuoso vellocino espiritual.
            A la primera Alquimia, de donde con el tiempo surgiría como rama la química, estudio de la constitución y transformación de los elementos, se la conoce, como ya hemos dicho, como Operativa y a la segunda, que es la que nos interesa en este instante: Filosófica o Especulativa.
            En realidad, hoy en día, no es necesario utilizar tales jeroglíficos para mostrar al mundo la Verdad, ya que existe la suficiente libertad como para no tener que ocultarla a los sanguinarios ojos de verdugos e inquisidores; pero con el transcurrir de las edades del hombre, el simbolismo de la Alquimia Operativa y el Conocimiento Gnóstico se fueron soldando, mutuamente, hasta constituir lo que hoy conocemos como tradición alquímico-espiritual.
            Aunque como hemos mencionado, no pretendemos desarrollar en estas páginas algún tratado de Alquimia Operativa, sí que daremos algunas claves, pocas, para que todos podamos entender lo más importante de su parte Especulativa.
            La unión de la Gnosis y de la Espagíria no fue, en absoluto, algo complicado o casual ya que en épocas tan remotas como en las que existieron la civilización mesopotámica o egipcia, por poner dos casos, moraban inseparables en los templos de misterios; donde los sacerdotes eran a la vez, Magos (Científicos), Astrónomos (Astrólogos), Químicos (Alquimistas) y Médicos. Sólo con el transcurrir de la civilización fue separándose la parte eclesiástica o teológica, llamémosle, de las artes más pragmáticas y racionales.
            La Alquimia, menos conocida como Tierra Negra, es así llamada en referencia al Nigredo o Período de Saturno del Arte Regio e incluso por el Antimonio que posee el fenómeno de mutación conocido como Alotropia o Polimorfismo ya que al ser calentado, éste, en el Crisol, junto al Azufre  y Mercurio filosóficos convierte su contenido en algo tan negro como la noche reflejada en el plumaje de un cuervo. También se la conoce, al igual que la Franc-Masonería, como Arte Real: aquel que sólo puede desarrollarse en el Laboratorio de la Vida.

            Todo el proceso operativo de mutación se desarrolla en un recipiente cerrado  de cristal, matraz, al que se le conoce como Huevo Filosófico: la Tierra, lugar donde se produce la cosecha de la experiencia que necesita el individuo humano para su propio progreso y evolución.
            Este Huevo es calentado en la Matriz del Athanor, horno de barro cocido y con una base de arena, donde se produce la digestión de las materias contenidas en el Crisol: este Athanor produce la energía necesaria al igual que nuestro Demiurgo Solar hace posible la vida sobre la Tierra.
            Así como el Cuerpo Humano está compuesto, principalmente, de tres partes conocidas como: Cuerpo, Alma y Espíritu, así también, las materias que se deben de introducir en el Matraz son tres: Sal, Mercurio y Azufre; pero no valen los elementos químicos elaborados previamente o refinados, sino que, para que la transmutación perseguida sea posible deberán utilizarse diversos minerales que podrían contener determinadas sustancias, que los alquimistas se reservan, tras ser machacados y reducidos a polvo. Esto se hace así para que no se pierda el espíritu original que contienen al ser extraídas de su propia condición natural: el Hombre deberá reconocerse asimismo tal como es en realidad, cargado de problemas, defectos e imperfecciones, sin desterrar estas circunstancias al cuarto trastero que todos poseemos; sino que, por el contrario, estará obligado a sacarlas a la luz para que puedan ser modificadas y transformadas en bellas y majestuosas virtudes.

            Así como la Luz es la suma de diversas frecuencias vibratorias que conforman un espectro luminoso de distintos colores, así también el Cuerpo Humano se compone de varios cuerpos: el Material es representado por el Blanco, suma de todos ellos, la Sal Alquímica Cristalizada. Su Alma, al poseer una parte mortal y corrupta y otra inmortal e incorruptible es simbolizada por el Verde: ya que al producirse o formarse en los planos de la materia deberá ser sustractiva, la resta de los pigmentos Azul del Vitriolo Azul y del Amarillo Azufre que contiene en sus entrañas.
            El Rojo, que también es el último color de la Obra, representa el espíritu puro que está en todo y que todo lo contiene: el Azoth. Es por este motivo, que esta tercera materia (ROJA) contiene en sí el Azufre del Espíritu, el Mercurio del Alma y la materia grosera de su composición mineral.
            Una vez resuelto el Primer Arcano de la Alquimia Gnóstica; es decir, comprendido que nuestro vehículo material es tan sólo una herramienta de una Entidad infinitamente superior, conocida como Espíritu, y que ésta lo utiliza con las manos del alma, simbionte entre la propia materia y el mismo; sólo entonces, el Alquimista, Ser Humano sujeto al aprendizaje de sus experiencias, tras reconocerse a sí mismo, se encontrará en condiciones de poder devastar la materia bruta hasta convertirla en polvo, previo trituramiento: esto quiere decir que el yo inferior, cargado de defectos derivados de un mal utilizado instinto de supervivencia, deberá ser machacado hasta lo posible.
            Una vez descompuesto dicho ego, e introducido en el recipiente cerrado de la Vida, es calentado por el Fuego de las duras y tristes experiencias; pero necesarias, y producirán, combinando los elementos de las materias, esa Agua Regia o Fuego Secreto que disolverá los principios activos separándolos de la escoria sin que se pierda el espíritu que originariamente contienen. Con esa disolución se formará el espacio o cuna necesaria para que pueda nacer, primero, y desarrollarse y crecer después el infante que conocimos como chispa de espíritu, antes de que se convirtiese en el Cuerpo Alma, incorruptible, o Piedra Filosofal. 

            Ese Ácido, Fuego Secreto, al producir la mutación en el resto de las materias puede ser tremendamente explosivo y es por dicho motivo que deberá ser tratado con el máximo respeto y prudencia; es decir, las Experiencias de la Vida, si son utilizadas con la guía de la Inteligencia podrán conducirnos, con bien, hasta el final del trabajo comenzado; pero si el discernimiento falta pueden llegar a destruir el Alma. Aquella Alma que pecare morirá y deberá ser reintegrada al Lago de Azufre (Espíritu) primordial o Azoht que es la esencia desconocida del Gran Hacedor y de lo que está compuesto todo lo que existe. Así esa Alma podrá ser reciclada y reutilizada por el espíritu en períodos posteriores de evolución.

            Si llegásemos a descubrir, en nuestras vidas, el punto de equilibrio para poder conducir nuestro destino por el camino correcto sin desviarnos del filo de la navaja y hasta las últimas consecuencias, pensamos en el auto-sacrificio, habremos conseguido descifrar el Segundo Arcano de la Obra: la constitución real del Fuego Secreto.
            Todo el período experiencial del Hombre, en la Tierra, es conocido, en el simbolismo alquímico, como Cocción o Digestión. Al bajar a este Mundo o Crisol, se produce en el Individuo Humano un proceso de involución conocido como Putrefacción u Opus Negrin, Nigredo, que libera los principios activos de la Sal, Mercurio y Azufre filosóficos: Cuerpo, Alma y Espíritu.          
            El Cuerpo se mueve sobre la parte sólida de la Tierra. El Alma vuela los fantásticos y siempre mudables paisajes del Mundo de los Deseos y la Mente está penetrada por los Planos Celestiales. Esto es así para que los vehículos más densos y groseros no contaminen a los más elevados con sus innatas impurezas.
            Todo el proceso alquímico se reduce en cualquiera de sus pasos a un disolver, primero, la personalidad contaminada para coagularla posteriormente en un proceso ininterrumpido de progresiva espiritualización: SOLVE ET COAGULA.

            Este paso requiere que a su término, como hemos mencionado, se separen los elementos para poder ser limpiados y reintroducidos en el Huevo Filosófico, en una segunda etapa de cristalización que se denomina como Albedo u Obra al Blanco.
            Podemos comprobar como, a pesar de nuestra innata oposición a cualquier tipo de sufrimiento, la obra de disolución es absolutamente necesaria para que podamos continuar con nuestra Obra en un plano superior; ya que donde antes reinaba la obscuridad y gobernaba el sangriento Saturno ahora reina la luz. La Obra, en este punto, aún se encuentra inconclusa; pero todos los vehículos de manifestación podemos comprobar como van afinándose. Este hecho, es absolutamente imprescindible para llegar a adquirir una clara Conciencia en los planos más elevados.
            Todavía hay que tener mucha precaución con la Obra; pues ésta podría descomponerse y hacernos caer en el Lado Obscuro de la Fuerza, lo que nos conduciría a un volver a empezar.  
            Tras la obscuridad de la ignorancia, debida a la falta de conciencia de nuestro propio Ser y Destino, nos hemos transformado en faros y testigos de la Fuente Luminosa que alumbra nuestras almas, así podremos mostrar a la humanidad la Verdad en su más resplandeciente fulgor posible.
          Una vez concluida nuestra previa labor de aprendizaje, nos deberemos dar a los demás en un trabajo limpio y sin mácula cargado tan sólo de Amor. Sólo entonces, tras haber ofrecido y sembrado ese  Amor  sin  beneficio  alguno  requerido,  podremos  estar  preparados  para  el último paso u Obra de Rubificación, Rubedo, Obra al Rojo. La  consecución  de la  Piedra  Filosofal. El Revestimi entoTransmutativo del Dorado Cuerpo del Alma que pueda permitir a su espíritu cabalgar a plena potencia sobre todos sus vehículos de manifestación.

            La energía del Espíritu es tan tremenda que puede llegar a cambiar la faz de un planeta, sistema solar o galaxia. Nuestro actual cuerpo físico no puede soportar más que una mínima parte de dicho espíritu, y eso, gracias al simbionte conocido como Alma Mortal. En esto consiste la alquimia espiritual: en proporcionar al Espíritu por medio de la evolución en todas su facetas, material, emocional y mental, los cuerpos definitivos que le permitan una total manifestación.
            De la Sal, el Mercurio y el Azufre del Cuerpo Denso surgirá el majestuoso vehículo conocido como Piedra Filosofal.
            De la Sal, el Mercurio y el Azufre del Cuerpo de Deseos saldrá triunfante el Cuerpo Alma que permitirá al Navegante Inter-Dimensional, de tercer grado, viajar a voluntad hacia otros mundos y planos diferentes al actual. Esto es, el Elixir de la Larga Vida que caracteriza a los auténticos Rosacruces.
            De la Sal, el Mercurio y el Azufre de la Mente nacerá el poder de crear y dar la Luz a todas aquellas criaturas que en la actualidad conviven con la más perpetua de las obscuridades o entran en los diversos universos con la intención de evolucionar. Esta es la lámpara de la Luz Perpetua.
            Esta Triple Obra, que se desarrolla sobre el triple cuerpo del hombre, como no podía ser de otro modo, está constituida por siete etapas que denotan en su número la plenitud de la perfección.
            El Hombre llega a la Tierra incompleto en DISOLUCIÓN, mutilado en un proceso de PUTREFACCIÓN. Involución que le permitirá, por medio de las experiencias, una DESTILACIÓN de todo lo que su vida contiene y así se eleva en SUBLIMACIÓN a los planos más altos y, en estos, volver a reunir a los diferentes vehículos en CONJUNCIÓN para formar el Cuerpo Alma por FIJACIÓN y que determinará el nuevo resurgir del Ave Fénix, Dorado Vestido de bodas, LAPIDACIÓN o Piedra Filosofal.
            Todo lo hasta aquí contado, conforma el mágico camino de la Christificación o auténtica Alquimia Rosacruz.


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