Calma tu amarga pena,
Consuélate, Licinio,
Que ya Lesbia responde
A tu dulce respiro.
Ella escuchó tu canto,
Tu canto enternecido,
Y lloró suavemente
Sin poder resistirlo.
Ven a mis brazos, dice,
Llega, caro Licinio,
Y si mi amor te place,
Serás feliz conmigo.
Mientras so el rico techo
De orgulloso edificio,
El barón que te odia
Inventa mil suplicios:
Y mientras en tu busca
Envía sus ministros,
Y en el placer se ceba
De verte en sus dominios;
Huyamos de aquel monte
A los ásperos sitios,
Y en sus más hondas
grutas
Busquemos blando asilo.
No tiembles porque
brillen
Mil rayos encendidos,
Y amenacen á un a
Los más recios castillos.
No tiembles…¡Ah! en mis
brazos
Descansa en blando sitio,
Y del mundo prescinde,
Y en mí busca tu alivio.
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