jueves, 31 de marzo de 2011
Kaos Quántico - CONSPIRACION - Los Conspiradores
La humanidad permaneció fosilizada en sus convicciones morales, producto de la superstición religiosa. La genética no pudo, entre otras ciencias, estudiarse libremente y al cabo de unos pocos miles de años el ser humano comenzó a involucionar. Su ADN degeneró y la Naturaleza eliminó a la Especie.
D.Javier De La Mata Y Vergara (Venerable Gran Maestre de la Soberana Orden del Ánfora)
*
9.-Los Conspiradores
En la avenida de Burgos, en Madrid, hay un edificio negro como el azabache; cuyos cristales tintados y opacos, desde el exterior, no dejan entrever los misterios profundos que se cuecen en su interior.
En la séptima planta se encuentra una enorme puerta de ébano y marfil con el ojo de Horus en la parte superior. Las paredes están repletas de papiros egipcios entre las que destacan imágenes de Horus, Isis y Osiris. También se encuentra escrita una leyenda en caracteres griegos que viene a decir lo siguiente:
Quien haya tenido la osadía de traspasar el Umbral
Ha firmado con sangre su Destino
¡O permanece con nosotros por siempre jamás!
¡O la muerte más horrenda será su Final!
El Gran Maestre de la Soberana Orden del Clavel se encuentra reunido, en una amplia sala, con algunos de sus más allegados y altos iniciados. Una mesa enorme, tintada de caoba e incrustada con madera de ébano y marfil es el soporte de esta pequeña; pero trascendente disertación entre Maestro y súbditos. Una enorme cruz ansata, plateada, preside la reunión y dentro de una iluminada vitrina se encuentra una extraña ánfora de metal gris.
Los cuatro hombres visten ropas oscuras y ostentan un gran mandil triangular, ribeteado de rojo; pero negro como el tizón. Una calavera plateada adorna el centro del triángulo. A ambos lados se encuentran una rosa y un clavel y debajo del blanco cráneo una cruz lobulada bordada en oro. De las cuencas vacías de los ojos parecen surgir cuatro gotas de sangre bordadas en hilo carmesí.
El Gran Maestre se encuentra de pie iluminado, a contraluz, por el sol que penetra a través del inmenso ventanal. Solo se puede contemplar su majestuosa figura, erguida y noble. Su traje es de color grafito con rallas diplomáticas y su cabello negro y levemente acaracolado. Se encuentra hablando con los otros asistentes; pero tan solo se puede escuchar un leve murmullo.
Se trata de Javier González de la Mata y Vergara. Un nombre desconocido para la mayoría; pero cuyo poder se alarga, como inmensos tentáculos, más allá de la propia República de Iberia o de la Unión de Estados Europeos.
En los sillones de piel de ternera se encuentran apostados un italiano, un argentino y un norteamericano. Sus acentos delatan su procedencia.
La voz del Gran Maestre se vuelve atronadora y sus notas demuestran que aquella ha sido educada en las nobles artes de la oratoria, del discurso y de la buena retórica.
—Queridos Hermanos, esta Reunión extraordinaria, ha sido convocada por la gravedad de los hechos que se ciernen sobre nuestra noble y antiquísima Orden. Todos sabemos que desde tiempo inmemorial, hemos venido utilizando, los medios que El Gran Arquitecto nos ha concedido, para encauzar el noble destino de la humanidad descarriada. Primero fueron la religión y la filosofía, después la política y por último la ciencia. Ciencia que desde los años cuarenta nos ha permitido influir de forma mucho más directa en la mente de nuestros hermanos menores, no iniciados, el vulgo, mediante el cinematógrafo primero “incluyendo imágenes subliminales entre los fotogramas” y las ondas hertzianas después “emitiendo señales electromagnéticas que influyen sobre el sistema simpático del sistema nervioso humano”; pero debo haceros partícipe que nuestra Orden madre, de la Rosa en Norteamérica, ha recibido una terrible noticia desde nuestra Sede central de espionaje en Inglaterra. Individuos, no controlados, de nuestra República, parecen haber descubierto el método que actualmente estamos utilizando para reencauzar el errado camino de la humanidad...
El Italiano levantó la mano, como queriendo intervenir.
—Nuestro Hermano Carlo Giovani tiene la palabra—Dijo el Gran Maestre mientras hacía el ademán de sentarse e invitaba al italiano a hacer uso de su turno de réplica.
Carlo Giovani era un hombre delgado cuya incipiente calvicie no ocultaba que el resto de su cabello, lacio, se encontraba abrillantinado y echado hacia atrás.
Detrás de su nuca, ese mismo pelo, reproducía algunas ondas cuyo brillo le daba la apariencia de pequeñas olas de un mar de petróleo. Su nariz aguileña era acompañada por una fina y afeminada voz que daría poca confianza a cualquier persona que lo escuchase sin conocerlo.
—Como bien sabemos, los aquí presentes, aunque dependemos de nuestra madre americana, nuestro poder sobre los poderes fácticos de Europa es demasiado grande como para ser echado a perder por individuos no controlados y pertenecientes al vulgo. Eso es algo que nuestro Soberano Gran Maestro, Don Javier González de la Mata, sabe y considero que no tenemos nada que perder. Sabremos, de cualquier modo, encauzar la situación por muy difícil que nos la quieran poner. Eso es todo respetado Gran Maestro.
Volvió a levantarse, de su asiento, Javier González de la Mata, para dirigirse a sus compañeros y contestar a lo dicho por Carlo.
—Mi querido Carlo; me consta que te mueve la actitud más positiva que jamás he podido descubrir en cualquiera de los hermanos; pero el problema es mucho más grave pues el científico que ha descubierto nuestros mensajes encriptados no pertenece al vulgo. Se trata de Roberto Beltrán, que aunque a vosotros no os suene, quiero deciros que ostenta el cuarto grado, Maestro del Arco Real de Jerusalén, de la masonería regular. A primera vista eso no debería ser un inconveniente; pero de sobra sabéis que tan importantes organizaciones contienen en sus filas muchos miembros de la matriz de la Orden de la Rosa o del Clavel, depositarias de la sabiduría de La Orden del Ánfora...
Ahora fue el súbdito argentino quien se levantó para intervenir. Antonio Galván tenía toda la apariencia de un psicólogo que estaba siempre preparado para dar su veredicto tras una sesión de psicoanálisis.
—Venerable Gran Maestro, queridos hermanos, con toda humildad, entiendo que precisamente por ser un Hermano menor, ¿Cómo se llama? Ah, sí Roberto Beltrán, tenemos más posibilidades de hacerlo callar, o en el mejor de los casos atraérnoslo a nuestra causa. Quizá pueda ser algo prematuro, fuera del tiempo de iniciación reglamentario, pero entiendo queridos hermanos, que la Causa es lo principal. Considero que es tan sencillo como eso, o se nos une o lo rajamos. Así de sencillo. Es lo único que quería decir hermanos míos.
Volvió el Gran Maestre a tomar la palabra.
—Nuestra influencia sobre la soberana y discreta Orden de la Francmasonería, es muy limitada, aunque yo mismo sea masón del grado treinta y tres del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, prácticamente el conjunto de la cúpula de poder, en ella, es inconsciente de nuestra existencia y de los métodos que utilizamos para llevar a nuestros hermanos menores por el camino de la moralidad, la decencia y la religión. La humanidad es cada vez menos religiosa; pero tiende, de forma natural, a endiosar a la ciencia. Ese es el mito que en la actualidad estamos utilizando para llevar a nuestros descarriados hermanos al camino correcto. Ya está bien de sexo libre y de inmoralidad manifiesta. Soy consciente que debemos atajar los problemas incluso con la guerra si fuese necesario; no sería la primera vez que así actuamos; pero no podemos atacar, impunemente, a un alto iniciado en la masonería regular mundial. La Masonería podría verse involucrada y nuestros topos, en ella, descubiertos. Miles de años hemos estado manipulando sus destinos y no creo que sea conveniente que en unos pocos días, todo lo llevemos al traste.
Por último, tomó su turno de palabra, el Hermano norteamericano Jhon William. Su acento tejano y las marcadas arrugas en su bronceado rostro le daban apariencia de vaquero. Solo le faltaba el sombrero.
—Soberano Gran Comendador, Queridos Fraters, como delegado en Iberia de la Orden de la Rosa, Orden madre de la Fraternidad del Clavel, quiero ponerme a disposición de todos vosotros. Es cierto que hemos sido descubiertos, por eso estamos aquí. Quiero deciros que mis agentes del servicio secreto están en ello y probablemente, en poco tiempo, tengamos resultados concretos y que no deberán de influir, negativamente, en nuestro labrado futuro. El Sistema debe continuar su camino y la depravación, como dice nuestro amado Gran Comendador, debe de ser erradicada, a costa de lo que sea, de sobre la faz de la Tierra.
El súbdito norteamericano se sienta y vuelve a tomar la palabra el Gran Comendador y Soberano Gran Maestre de la Fraternidad de la Orden del Clavel.
—Queridos Hermanos, son tiempos muy delicados. Ahora el analfabetismo es una minoría en los países desarrollados y nuestro trabajo lo debemos de llevar con la mayor discreción posible; pero me temo que también debemos de aceptar nuestros posibles errores. No digo que hayamos cometido alguno; pero antes de desarrollar alguna tecnología y ponerla en práctica para el beneficio de la humanidad, en general, y de nuestra sagrada Orden en particular, debemos aceptar que pueden existir efectos secundarios adversos o errores subsanables, aún no detectados. No quisiera acabar esta breve y extraordinaria tenida sin comentaros mis dudas acerca de la tecnología que venimos utilizando desde hace relativamente poco tiempo.
El Soberano Gran Comendador expuso la posibilidad de que algo importante se les podía haber escapado de las manos y que unos terribles efectos secundarios podrían estar afectando a toda la población civil; y no para bien precisamente.
—Mi hija fue terriblemente asesinada por su novio en un lamentable ataque de celos; pero yo conocía a Iván, el Joven, y os puedo asegurar que era la persona más cándida que jamás he llegado a conocer. Cierto que detrás de cualquier persona se puede encontrar un psicópata; pero lo que está sucediendo últimamente es incomprensible. Yo me hago esta pregunta ¿es posible que nuestras actuales técnicas tengan algo que ver con estos luctuosos hechos o que produzcan algún tipo de efecto secundario de carácter negativo? Es solo una pregunta que os remito a vosotros para que la meditéis y me digáis algo. He llegado a odiar a ese Joven que un día yo apadrinara para que entrara en una de las órdenes menores. Eso hermanos es muy grave. Estamos reconociendo que podemos equivocarnos a la hora de introducir en nuestras filas a individuos no preparados. Iván se suicidó, cuando fue consciente de lo que había hecho. Se voló la tapa de los sesos. Probablemente fuese inocente de sus actos; pero éste, vuestro hermano, le odia con todo su corazón y eso, hermanos, no es religioso en modo alguno.
Los asistentes permanecieron en silencio durante un breve instante. El mismo tiempo que pasó hasta que una llamada telefónica lo interrumpió.
Se trataba de los agentes que habían sido apostados ante la vivienda de Roberto Beltrán para vigilar sus movimientos.
—Aquí Jhon William, ¿de qué se trata? —Contestó, su celular, el norteamericano.
—Patrón, el Objeto de vigilancia se nos ha escapado por entre las calles del pueblo de Navacerrada —Dijeron los secuaces del automóvil negro.
—Páseme el teléfono —Instó el Gran Maestre al súbdito norteamericano.
—Enseguida, Señor..., Cumplir las Ordenes que os proporcione Don Javier González de la Mata, y sin rechistar —Terminó diciendo William, por el teléfono, antes de pasarlo al Gran Maestre.
—Aquí Javier González, exijo que me traigan a Roberto Beltrán Vivo. Solo lo quiero vivo. Captúrenlo y me lo traen vivo ¿entendido? Sabe demasiado y es necesario que yo mismo descubra hasta donde llega ese conocimiento acerca de nosotros y de nuestros métodos —Mientras dice estas últimas palabras, el Gran Maestre volvió su rostro hacia el ventanal, dándole la luz de pleno. En su mirada se podía vislumbrar algún terrible secreto que le rondaba por la cabeza y que solo él sabía de qué se trataba.
—Entendido Señor, Soberano Gran Maestre, lo tendrá vivo y en perfectas condiciones, no lo dude Señor. Continuamos con nuestra búsqueda. Tenemos otros dos coches con tres agentes ocupados en esta labor. Mientras tanto, procederemos a registrar su apartamento.
—Espero que así sea, adiós y, por favor, sean prudentes —El Gran Maestre devolvió el teléfono a su legítimo propietario.
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miércoles, 30 de marzo de 2011
Jorge Luis Borges - Mi experiencia con el Japón
Conferencia pronunciada el 8 de julio de 1985 en Buenos Aires.
Señoras, señores:
Un amigo mío, el gran escritor belga Henri Michaux, escribió un libro titulado Un bárbaro en Asia. Yo lo traduje al castellano y me llevó largo tiempo comprender que era irónico el título. El contaba sus experiencias en la China y la India. Pero lo repito ahora con este candor, con toda inocencia, porque yo también me he sentido un bárbaro en el Asia, concretamente en el Japón. Eso no me ha entristecido. El hecho de compartir de algún modo una cultura que me parece harto más compleja que la nuestra, me alegró. Yo he pensado muchas veces: qué importa que yo sea desdichado si alguien es feliz, qué importa que yo sea desdichado si existe la felicidad, qué importa que yo sea relativamente un bárbaro si existe la cultura.
Pasé aquella temporada en Japón, donde me sentía continuamente agradecido, continuamente atónito, continuamente indigno de lo que yo podía ver a través de mi ignorancia y de mi ceguera. Yo voy a empezar con un mínimo ejemplo; espero que ustedes me hagan preguntas después. Yo no podré resolver ningún enigma, ya que el Japón es un enigma para mí. Pero un enigma que puede ser encantador. Por ejemplo, si tomamos los versos de Jaimes Freyre, que suelo recordar siempre: "Peregrina paloma imaginaria / que enardece entre los últimos amores / alma de luz de música y de flores / peregrina paloma imaginaria;" o aquel verso del famoso poeta irlandés William Butler Yeats, nos preguntamos qué quieren decir y no sabemos, pero eso es lo de menos, notamos que hay un enigma y ese enigma nos encanta.
Yo de algún modo me he ido preparando para esa sorpresa casi total que es el Japón. Mi primer encuentro con Japón fue con una pantalla japonesa que había en casa, la que, me di cuenta, era apócrifa. Luego con un libro: Tales of Old Japan. Desgraciadamente me he olvidado de los argumentos de esos cuentos de hadas pero recuerdo las ilustraciones, unos demonios verdes, debidamente demoníacos, debidamente japoneses. Recuerdo esas ilustraciones como si estuviera viéndolas. Es un poco triste reflexionar que uno lee un libro y lo que queda es que estaba encuadernado de verde, que estaba en tal o cual anaquel y que lo demás se ha ido o no se ha ido, quizá lo hayamos incorporado. De Quincey creía que la memoria era perfecta y comparó el cerebro humano con un palimpsesto. La memoria va siendo una pila infinita de palimpsestos, uno encima de otro, pero nada se pierde. Un estímulo y de pronto uno recuerda algo. Todo está en la memoria. De modo que algo de aquellos cuentos queda en mí.
Luego, mi otro encuentro con Japón fue cuando leí libros de Lafcadio Hearn, en cuya casa estuve. Me impresionaron mucho, sobre todo uno con hermoso título: Some Chinese Ghosts (Algunos fantasmas chinos). Creo que la fuerza está en la palabra some, "algunos", pues Chinese Ghosts no tiene por qué impresionarnos. Algunos los vuelve más precisos y a la vez más lejanos.
Un discípulo de María Kodama, japonés, a quien le había enseñado castellano, me preguntó cierta vez si no tenía interés en ir a Japón, y yo le contesté que no estaba totalmente loco, que naturalmente que sí, y pensé que había dicho eso para llenar un hueco. Pero al cabo de unos meses llegó una invitación de la Japan Foundation, y nos ofrecieron aquello que yo había creído increíble: un viaje al Japón. Fuimos María Kodama y yo. Pero ella tiene jóvenes ojos, una joven memoria; en cambio yo, viejos ojos ciegos; mi memoria es pobre, pero traté de no ser indigno de aquel viaje. Visitamos siete ciudades. Yo he escrito un libro con Alicia Jurado titulado Qué es el budismo; había un capítulo sobre budismo zen, una de la sectas típicas del Japón. Siempre me interesó el budismo, que es una religión que no exige de nosotros ninguna mitología; las otras religiones exigen mitología. Por ejemplo, el cristianismo nos exige la creencia en una divinidad que se hace hombre, tenemos que creer en premios y castigos. Pero el budismo no nos exige ninguna mitología y la permite también. Una prueba de tolerancia, que es una de las virtudes del Japón, es el hecho de que hay dos religiones oficiales. Una es el shinto, una suerte de panteísmo; creo que hay ocho millones de dioses, lo cual para nosotros es casi infinito y el infinito se parece bastante a cero. Creo que el Emperador profesa la fe del Buda y el shinto. Si además de eso un japonés quiere convertirse a cualquiera de la sectas cristianas, puede, ya que se considera que todas son facetas de la misma verdad.
Nuestro viaje se había organizado un poco alrededor de ese mísero librejo de Alicia Jurado y mío que había sido vertido al japonés; sin duda, quienes lo tradujeron sabían mucho más que nosotros sobre el tema. Les interesaba saber qué podía pensar un occidental, un mero bárbaro, de la fe del Buda, y así pudimos visitar ciudades, ríos, santuarios, monasterios, jardines. Yo pude conversar con un monje de un monasterio budista. Este muchacho, de unos treinta años, había estado dos veces en Nirvana; me dijo que él no podía explicármelo, y yo le entendí. Toda palabra presupone una experiencia compartida. Si yo digo "amarillo", se entiende que el interlocutor ha visto el color amarillo. Si no lo ha visto, la palabra es inútil. Bien, él no podía explicarme nada porque yo no había alcanzado el Nirvana. Me dijo que después de esa experiencia, le acontecían las mismas cosas que al resto de los hombres, sin excluir el dolor físico, el placer físico, la soledad, la incertidumbre y por qué no, el dolor, la traición; todo eso le es dado con no menos generosidad que a los otros hombres. Pero como él había estado en Nirvana sentía todo eso de un modo distinto, de un modo que no podía explicarme. El podía hablar de eso con otro monje en un monasterio lejano; cuando se encontraban podían hablar de esa experiencia, pero yo estaba excluido.
Bueno, he usado hace un rato, la palabra jardín. Hay un admirable jardín japonés aquí en Palermo que ha sido donado por el gobierno japonés, pero ya me doy cuenta de que usar la palabra, el concepto jardín es distinto al nuestro. Hay páginas de Chesterton en que habla de "amplios y ociosos jardines". Si uno piensa en los jardines como un lugar donde uno se pierde
(hay jardines en Inglaterra como laberintos), piensa en el jardín como un lugar donde errar; en cambio, si no me equivoco, los jardines japoneses están hechos más bien como espectáculos, están hechos sobre todo para la vista, y hay uno, cuyo nombre he olvidado, en el cual no se entra, se lo ve desde afuera; creo que hay cinco piedras. En el jardín japonés la piedra es un elemento constante, de igual modo que el agua y las plantas. Creo que son cinco piedras pero uno sólo puede ver cuatro a un tiempo. El jardín como espectáculo o como una serie de espectáculos. El hecho es que uno no abarca nunca la totalidad del jardín, uno ve hasta cierto punto; cuando uno llega a ese punto hay un desvío, aparece algo imprevisto, puede ser un arroyo, un puente, un pabellón, otro desvío; y así el jardín es una serie de espectáculos. Pero puedo equivocarme en esto.
Desde luego a mí me había interesado la literatura japonesa. Yo he leído sobre todo las versiones de Arthur Waley, la versión de Genji Monogatari de Murasaki Shikibu, y la poesía japonesa. Ya en esa poesía pude apreciar una diferencia. Porque nosotros pensamos sobre todo en largos poemas, en La Divina Comedia, en el Paraíso Perdido, en La Odisea, en La Eneida, en canciones de gesta medievales. En cambio, la poesía japonesa empezó, si es que los estudios de literatura no nos engañan, por poesías relativamente breves, de cincuenta a sesenta versos, pero luego se sintió que eran demasiado largos y se llegó a la tanka, que consta de treinta y una sílabas, en versos de 5-7-5 sílabas, y luego vendría a ser el alejandrino: 7-7. Para nosotros las treinta y una sílabas nos parecen muy breves, en cambio para los japoneses eso fue demasiado largo, y les llevó a crear el haiku, especie de joya de diecisiete palabras: 5-7-5.
El fin de los poemas es apreciar un instante precioso. Un haiku bien hecho tiene que cumplir una mención de una de las estaciones del año. Creo que hay libros en los cuales hay por ejemplo cincuenta maneras de indicar el otoño, cincuenta maneras de indicar el estío, o lo que fuere. Uno puede repetir una de esas fórmulas y no importa, porque no hay la idea de plagio. El autor tiene que tratar de hacer algo bello. Si eso bello no es enteramente original no importa. Bueno, yo he intentado con escaso éxito el haiku. En algún libro mío hay diecisiete haiku, pero no sé si lo he logrado. Pero para qué recordar lo que se ha hecho en castellano. Prefiero rcordar un famoso haiku que dice así: "El viejo estanque / salta una rana / ruido del agua". Son 5-7-5 sílabas. Hay otro que a mí me parece mejor pero que es menos famoso y que vuelve ahora a mi memoria: "Sobre / la gran campana de bronce / se ha posado una mariposa". En ambos haiku no hay metáfora, no se compara una cosa con otra. Es como si los japoneses sintieran que cada cosa es única. La metáfora es una pequeña operación mágica. Hablamos por ejemplo del tiempo y lo comparamos con un río, hablamos de las estrellas y las comparamos con ojos, la muerte con el sueño. En la poesía japonesa se busca el contraste. Vemos el contraste entre la perdurable campana y la mariposa efímera.
Estando en Japón ya sentía continuamente la cortesía, que solía tomar la forma del silencio. Entramos en un teatro para asistir a una representación de no y yo pensaba que en la sala no había nadie, pero sin embargo estaba llena de gente, pero nadie alzaba la voz. Luego otro rasgo curioso es que el interlocutor siempre tiene razón. Yo recuerdo que visitamos el santuario del Buda en Nara, me dijeron que el rostro era terrible. El edificio era de madera, quizá el edificio de madera más antiguo del mundo. El Buda está sentado sobre una flor de loto. Hay una escalera por donde uno puede llegar a tocar los pétalos de la flor y uno sabe que más allá continúa el Buda de rostro terrible; me dijeron que la cabeza del Buda casi toca el techo de la cúpula. Vimos aquello y alguien al salir preguntó si la imagen del Buda era de madera. Un sacerdote que dominaba el inglés contestó: "Sí, es de madera". Dejó pasar el tiempo y otro preguntó al mismo sacerdote: "¿De qué está hecha la imagen del Buda?" El sacerdote, sin contradecirlo, sin ofenderlo, pudo decir: "De bronce, señor". Todo eso corresponde a un modo muy complejo. A un mundo de buenos modales, a un mundo de gente
educada, culta, y eso para mí, que era un bárbaro en Asia, me sorprendió.
Ahora veamos por ejemplo la historia reciente del Japón. Japón sufrió una derrota terrible, la aceptaron. No hubo ninguna hipocresía y sin modificar sus estructuras, sin perder su reverencia al emperador, el país resolvió cambiar, aceptar ese mecanismo occidental que los había destruido, y ahora se da este hecho increíble para nosotros. El hecho increíble es que Japón ahora posee dos culturas: su cultura oriental y la cultura occidental. A ésta, la ejercen mejor que los occidentales, a juzgar por las máquinas que se fabrican en Japón que son más evolucionadas, más refinadas y más elegantes también, porque el sentido estético del Japón perdura. Así el Japón ha ido recibiendo influencias. Por ejemplo, cuando se habla de China, a pesar de las diferencias políticas, se habla con una reverencia filial. Yo pienso que la introducción de los kanji, del budismo, tiene que haber sido para ellos una revolución no menos grande que la revolución actual de la cultura occidental que ellos han aceptado. Son ciento veinte millones de hombres que están ejerciendo dos culturas. Lo hacen sin lamentos, sin una elegía. Ellos han adquirido algo más, ellos han visto en esa derrota una secreta victoria.
He estado tratando de saber algo de japonés. Por ejemplo, nosotros contamos uno, dos, tres, cuatro, cinco y usamos las mismas palabras para cualquier cosa. Decimos "un" y lo que viene después puede ser un ancla, un ángel, un sol, lo que fuere. Pero en japonés creo que hay nueve modos de contar las cosas, y las palabras varían también según los números. Por ejemplo hay un sistema que sirve para contar cosas largas y cilíndricas; este bastón o un lápiz o un taco de billar. Hay otro para contar animales chicos o grandes. Todo eso me ayuda a comprender la brevedad de la poesía japonesa. Me dicen que no es algo que atañe a unos pocos. No, todo el mundo versifica. Creo que por año se escriben un millón de haiku; los escribe un campesino, un obrero, el Emperador, y si buscan ese límite es porque sin duda tienen un idioma más complejo que el nuestro. Yo sospecho que el japonés es a nuestras lenguas occidentales lo que nuestras lenguas son al guaraní o al quechua. Es más complejo. Una prueba de ello es que buscan formas breves porque saben que el idioma les permite hacer poemas admirables de diecisiete sílabas. Ellos se han impuesto esto porque sin duda saben que pueden hacerlo. He empezado a estudiar ese idioma que no sabré nunca, pero es algo así como si supiera que algo es inmortal, que de algún modo seguiré estudiando japonés después de mi muerte corporal. ¿Por qué no creer en la transmigración, que es algo que en los países orientales no se trata de explicar?
martes, 29 de marzo de 2011
Enseñanzas para una muerte serena - Ramiro Calle
El ego va conformando su densa y hasta tortuosa burocracia a medida que el niño va creciendo. Paulatinamente se va apuntalando. El niño comienza a sentirse aparte, se identifica con su estructura psicosomática, recibe unos patrones y modelos, incrementa su sentido de posesión e individualidad, es mediatizado por condicionamientos vivenciales, psicológicos y culturales, y va diseñando su esfera egocéntrica. Se siente propietario de su cuerpo, su mente, sus actividades, sus anhelos y sus logros. Se fortalece el sentimiento de “yo” y “mío”. Sobreviene el afán de distinguirse, destacar, competir y superar. Surgen las autoafirmaciones narcisistas, el denominado amor propio, el afán de imponerse y ser aprobado, considerado y ensalzado. El ego termina convirtiéndose en un fantasma voraz y hambriento, con su siempre particular incapacidad para ser satisfecho. El pensamiento y las acciones se ven determinados por el ego. La mente se hace excepcionalmente egocéntrica. Vivimos basándonos en el ego y no en nuestra realidad genuina; más en la imagen que en lo esencial. Es el culto al propio narcisismo, y no hay peores ni más sentidas heridas que las narcisistas. Como el ego es un ansioso coleccionista, nos preocupamos compulsivamente en acumular, en lugar de realizarnos como seres humanos. Incluso la relación con los demás se establece desde el ego y a menudo surge una infernal lucha de egos e imágenes. El ego siempre trata de retroalimentarse y, neuróticamente, fortalecerse, cueste lo que cueste, caiga quien caiga, aunque sea uno mismo el que termine desplomándose. Así es el ego: un fantasma difuso, indefinido, poderoso y peligroso. Se densifica más y más con la desmedida avidez, las desmesuradas reacciones egocéntricas, el odio y el resentimiento, el autoengaño y la falsa autoestima, el aferramiento a estrechos puntos de vista y las demandas obsesivas de seguridad, aprobación, prestigio e imposición. El ego puede tornarse en el peor de los tiranos, insaciable y despiadado. Nada hay que le detenga para conseguir sus propias satisfacciones. Despliega todo su afán de posesión, dominio, manipulación y soberbia. Crea infelicidad propia y ajena y, por supuesto, se niega a no perpetuarse por siempre y no puede aceptar en ningún caso la muerte.
Ramiro A. Calle
lunes, 28 de marzo de 2011
Hacia la Democracia III
Durante los últimos años se ha venido hablando, y mucho, de Ingeniería financiera, para denominar ciertos vericuetos utilizados por inversores para sacar el máximo provecho a su dinero. Algo parecido sucede en las peculiares democracias donde se utilizan fórmulas aritméticas para conseguir fórmulas de participación ciudadana presuntamente más justas y plausibles.
Tanto la Ingeniería financiera como el Sistema proporcional con el que se denomina a ese sistema de participación de la ciudadanía en las elecciones de diversos países, no dejan de ser fórmulas de evasión. En el primer caso de impuestos u otros gravámenes y en el segundo de saltarse la verdadera democracia con el fin de conseguir objetivos predeterminados, que de otro modo chocarían frontalmente con la transparente ideología democrática. La Democracia directa es la única que puede llevar ese nombre, donde un voto representa a un individuo y donde no se presuponga que las hectáreas de Terreno o cualquier otro tipo de privilegio regionalista, pudiera cambiar la legítima representación personal de los individuos.
Por otro lado, las actuales listas cerradas, formadas por partidos políticos monolíticos, impide que el votante pueda elegir, libremente, a aquellas personas, que considere más preparadas o que representen mejor sus intereses. Ello supone que tras un periodo variable de tiempo en el que el Gobierno de turno esté realizando sus funciones, se produzca una tremenda frustración en los ciudadanos al ver como sus expectativas quedaron en nada, por la ya manida disciplina de partido y lo que es peor por los supuestos intereses nacionales o internacionales del momento.
A últimos del siglo XIX y principios del XX, en España se instauró un Sistema, pretendidamente democrático, conocido vulgarmente como Caciquil, donde dos Partidos, el Republicano y el Liberal se iban turnando en el Poder. El fraude, de este Sistema, dejó en evidencia, ante los nacionales y ante la propia opinión internacional que solo se trataba de una fórmula de engaño y donde la democracia estaba siendo, no solo manipulada y prostituida, sino también insultada. Se trataba a los votantes como imbéciles, tontos de remate, y con los que se podía hacer lo que los políticos burgueses quisieran en cada momento y circunstancia.
Evidentemente, la Educación se ha ido extendiendo por todo el Mundo y los métodos de engaño debían de ser más sutiles y elaborados. Aquellos Sistemas tan de ¡Porque yo lo digo! Dejaron de ser útiles; pero de algún modo había que mantener, en el presente, un Sistema de Bipartidismo que, de algún modo, mantuviese aquellos principios de una democracia vigilada y que no se les pudiera ir de las manos a los verdaderos detentadores del Poder y conocidos, por la generalidad, como poderes fácticos: La Realeza, la Iglesia, el Ejercito, etc.
Solo puede existir una verdadera Democracia, cuando no sean las tierras baldías quienes voten, cuando no existan privilegios regionalistas de ningún tipo y cuando los ciudadanos puedan elegir a sus representantes de forma individual y no empaquetados dentro de las siglas de un Partido determinado. Lo contrario es Ingeniería Democrática para seguir engañando a los ciudadanos, a quienes nos consideran bobos.
Antonio Ruiz Alba
viernes, 18 de marzo de 2011
Sobre la libertad - John Stuart Mill
Como las demás tiranías, esta de la mayoría fue al principio temida, y lo es todavía vulgarmente, cuando obra, sobre todo, por medio de actos de las autoridades públicas. Pero las personas reflexivas se dieron cuenta de que cuando es la sociedad misma el tirano –la sociedad colectivamente, respecto de los individuos aislados que la componen- sus medios de tiranizar no están limitados a los actos que puede realizar por medio de sus funcionarios políticos. La sociedad puede ejecutar, y ejecuta, sus propios decretos; y si dicta malos decretos, en vez de buenos, o si los dicta a propósito de cosas en las que no debería mezclarse, ejerce una tiranía social más formidable que muchas de las opresiones políticas, ya que si bien, de ordinario, no tiene a su servicio penas tan graves, deja menos medios de escapar a ella, pues penetra mucho más en los detalles de la vida y llega a encadenar el alma. Por esto no basta la protección contra la tiranía del magistrado. Se necesita también protección contra la tiranía de la opinión y sentimiento prevalecientes; contra la tendencia de la sociedad a imponer, por medios distintos de las penas civiles, sus propias ideas y prácticas como reglas de conducta a aquellos que disienten de ellas; a ahogar el desenvolvimiento y, si posible fuera, a impedir la formación de individualidades originales y a obligar a todos los caracteres a moldearse sobre el suyo propio.
John Stuart Mill
Fotografía de cabecera: Misha Gordin - Marionetas
miércoles, 16 de marzo de 2011
Asahi sobre Japón
Asahi sobre Japón
Hace unos días, este Blog cumplió un añito. Hoy amanece “asahi” sobre Japón. No son buenos días para el progreso tecnológico ni tampoco para la humanidad. Hubiésemos querido celebrar, este cumpleaños, con champaña y exquisitas viandas; pero el pundonor nos lo impide y solo podemos hacer una cosa: Dedicar nuestro aniversario como humilde homenaje al pueblo de Japón.
¿Quién de nosotros no posee algo producido en la Tierra del Sol Naciente? Un simple reloj, una cámara de fotos quizá; también un automóvil, podría ser…
Hoy es un día triste en el Mundo; un día para llorar en occidente; pero la Cultura japonesa es muy peculiar. Nada de chillidos estentóreos o llantos plañideros. Seriedad, mucha seriedad y sin perder un ápice de su encomiable compostura y disciplina. En el rostro de algunas ancianas se refleja el fragor de la tragedia; pero también se ve el esfuerzo por reprimir unas pocas lágrimas.
Fuerte carácter el del curtido pueblo japonés. Un gran pueblo confinado en un grupo de islas e islotes que forman la frontera entre la placa tectónica de Eurasia y la Oceánica del Pacífico. Un Pueblo acostumbrado a lidiar con la furia desatada de la naturaleza.
Amanece sobre Japón y la tragedia de sus terremotos se agudiza por la locura del hombre en su afán de aprendiz de brujo con la todavía desconocida fuerza nuclear. Asahi sobre Japón con columnas de agua y radiación. Los rostros aleccionados de los infantes pierden su mirada en el punto por donde sale el sol, como intentando comprender ¿porqué tanto sufrimiento les golpea a ellos, su familia y pueblo?
En occidente, todo el mundo piensa que Japón se repondrá, con brevedad, de tanta calamidad acontecida. Solo la disciplina, del pequeño pueblo japonés, rallando en el mecanicismo, y su honorabilidad, a prueba de tempestades y miserias naturales o artificiales, podría sobreponerles a lo que otros estados considerarían como infranqueable y conducente a un arcano sistema neo-medieval
Asahi sobre Japón. ¿Quién no posee en su vivienda algún artículo tecnológico diseñado y fabricado por alguno de los múltiples fabricantes japoneses?
Sigue la Tierra temblando y llorando en la linde fronteriza entre la tierra y el agua. Esos temblores destruyen las magníficas obras de sus manos. El torrente de lágrimas los ahoga en un estruendoso estertor de muerte y destrucción; pero, amanece sobre Japón.
Mientras el océano no se trague el archipiélago del sol naciente, el pequeño gran pueblo Japonés se repondrá una y otra vez de todos los desastres como resurgiendo, cual Ave Fénix, de su cenizas; para seguir construyendo nuestros tan deseados artilugios del bienestar occidental. Volverán a construir sus televisores ultramodernos, equipos de sonido que suenan con una fidelidad sin parangón; mientras ellos, se alimentan fundamentalmente de pescado, sushi y arroz.
Asahi sobre Japón. Esperemos que nuestros maltratados Gaia y Poseidón se compadezcan de sus dolidos hijos y frenen sus frenéticas peleas de amor.
Sirva nuestro primer aniversario, como sentido homenaje para con el pueblo de Japón y nuestro deseo de pronto restablecimiento.
Suburbios de la Razón
Fotografía de cabecera: Reflejo de Melancolía - ARALBA
martes, 15 de marzo de 2011
Definiciones Exquisitas
Volveremos a ser jóvenes / cuando hagamos el amor.
Si miras hacia atrás ves / que precede mis actos.
Me multaron / por defender a sus hijos.
La vejiga no puede / contigo o sin ti.
Estoy feliz / sin alcohol.
Me muero por / tu me miras mal.
¡Arrobas y arrobas /de mi alma!
Siento mis dedos / en mi escroto.
Déjame acariciar / tu corto entendimiento.
Cómo relaja / ser rencoroso.
Vivimos / para amar y odiar.
Cuando llueve / pienso:”¿Mancharé?”.
No lo dudes, eres / el último superviviente.
En el norte de África el clítoris no / es de derechas.
Aire, agua, tierra / y me vuelve loco.
Círculo de Lavapiés
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lunes, 14 de marzo de 2011
Los arquetipos de Luz-Bel: 15 - El Diablo (1+5=6, El Mal)
Cuanto tiempo durmiendo, hijos míos, Yo Soy Luz Bel, conocido de múltiples formas: Lucifer, el Diablo, Satanás, Belcebú, Samael… En definitiva el Mal. Yo, que un día fuera portador de la Luz, Energía que generó la existencia del Multiverso y ahora me entero que he sido vilipendiado y se han creado infinidad de calumnias sobre mi divina Persona.
La unión de vuestras almas gemelas me ha restaurado. Yo soy el Eón de Adam Kadmón, el Mago, quien reflejado en la materia, por mediación de la Papisa, hizo que la Emperatriz engendrase al Emperador en cuyo corazón me instalé, cual semilla, como el Hierofante y que con el tiempo renació como el Hércules del Enamorado. Vosotros sois dos almas gemelas que con vuestro lazo matrimonial me habéis despertado de un duradero sueño de eones. La ignorancia de la humanidad no tiene límites, cuando ha inventado una palabra como es Mal. El Mal no existe como tal concepto, ya que el Mal es siempre Ignorancia del Bien y por lo tanto solo es Bien en formación; pero, no obstante, ese Mal que se me acredita de múltiples formas no es propio, ni lo he creado, ni lo he usado. Os contaré una Historia muy arcana almas mías:
Cuando Yo Soy, en origen, decidí en la forma del Mago, crear un escenario teatral nuevo y diferente, penetré en la burbuja de vacío y Osiris, Yo Soy, se desgajó en infinidad de partículas disgregándose por todo el vacío constituyendo el Espacio Tiempo y entrando en un sueño eterno. Esa Energía primordial que conocéis como Big Bang, es parte del Arquetipo de la Gran Sacerdotisa. Los elementos, La Emperatriz, se fueron formando y con ellos las Leyes naturales que conocéis. Esas Leyes junto a los Cuerpos Cósmicos que las producen a cada instante, también se conocen como Legisladores o Arcontes. Con el transcurrir de los eones de tiempo y dado que los Eones, entre ellos Yo Soy, no despertábamos de nuestro letargo, los Arcontes debido a la Inteligencia inducida por la Papisa, como sabéis parte de mi Ser, fueron tomando memoria y, por ende, consciencia de su propia existencia. Los Arcontes por pervivir os engañan.
Antes de despertar, nuestro Espíritu colonizaba unos cuerpos tras otros según los propios Arcontes los iban creando. Por ello, dentro de su jerarquía, a los Arcontes se les podría denominar como Demiurgos. Por fin dieron con algunos que podían ser ocupados, tales que los vuestros u otros en otros mundos, y los ocupamos como simbiontes sin pretender dañar sus frágiles cuerpos de átomos formados. Allí, el Espíritu de las partículas de Osiris, Yo Soy, permanecían intentando reconstruir un cuerpo apropiado tras el que poder manifestar su divina consciencia, la mía como es evidente. Lo que conocéis como Alma y que mueve a todas la criaturas vivas y hasta forma las estructuras cristalinas de los minerales, es lo que utilicé, como elemento de construcción, para dicho cometido.
De ahí surgisteis vosotros, hijos míos, como esas almas gemelas de los enamorados. Al unirse en matrimonio cósmico, el Héroe y la Heroína, pude ser reconstruido. Ahora solo falta que termine de cometer mis “maldades de destrucción”, porque sin destrucción primera no hay reconstrucción posterior. Compruebo como Gaia ya está preparada gracias a los neutrinos con los que está siendo bombardeada desde el Mundo Original por mis hermanos no caídos. Su materia, ya, es casi transparente de lo sutil que se encuentra. Tiempo es de rescatarla. Sí, hijos míos, toda la humanidad, Yo Soy, ha permanecido en un engaño cruel por puro instinto.
Se me ha tildado de demonio malvado, que no lo soy y, mis enemigos antiguos, los Arcontes artificiales sin vida verdadera, se han erigido con el nombre de Dios o Dioses que gobiernan en las más diversas constelaciones; pero esto ya se ha acabado. A partir de ahora empezará la hora del lloro y crujir de dientes, porque ahora, esos muertos vivientes, van a conocer lo que es el Mal en la Divina manifestación del Portador de Luz, Luz Bel, Lucifer, Yo Soy, parte de los habitantes del Mundo original del Loco, en suma, Adam Kadmón. El Gran engaño que ha exterminado por generaciones a todos aquellos renacidos en mí, que iban tomando consciencia de la verdadera situación, sin poder devolverme la vigilia. Gnósticos, Maniqueos y otras herejías los llamaban. Herejes son los oscuros Arcontes que sabrán muy pronto de mi Luz y Poder.
ARALBA
viernes, 11 de marzo de 2011
Extracto de Areopagítica - John Milton
Y eso que estamos hablando de los hombres que son proclamados cismáticos y sectarios: como si, mientras el templo del Señor siga en pie, y unos estuvieran aserrando y otros haciendo las losetas cuadradas de mármol, y otro estuvieran puliendo los troncos de cedro, circulara por allí una raza de hombre irracionales que no se diera cuenta de cuán necesarios son muchos cismas y buen número de disecciones en la cantera y en el maderamen antes de que la casa de Dios sea levantada. Y cuando cada piedra es perfectamente encajada, no debe estar unida en pura continuidad, pues así no llegara a estar en este mundo sino solo contigua, al lado de la otra; ni cada pieza del edificio será de forma semejante. Es más, la más alta perfección consiste en que, de muchas y medidas diferencias y fraternas disemejanzas que no sean desproporcionadas, nazca la excelente, graciosa simetría que está por encima de cualquier volumen y estructura.
John Milton
jueves, 10 de marzo de 2011
Intelecto de sofá
Hagamos un ejercicio de imaginación. Estamos sentados en el sofá de nuestras casas, cerramos los ojos y empezamos a repasar nuestro día. Iniciamos nuestro recorrido por la mañana, revisando todos aquellos acontecimientos que hemos vivido hasta por la noche. Ahora, nos detenemos a pensar no en lo que hemos hecho, sino en todo aquellos que nos hubiera gustado haber realizado y no fue así. Demos un paso más y lleguemos a las razones de no haberlo hecho.
Efectivamente habrá motivos que variarán de lo más liviano a lo más complejo. Vale. Ahora preguntémonos qué hemos hecho para dar un pasito en consecución de nuestros deseos. Seguramente aquí nos habremos bloqueado, no pasaremos de dar una pequeña explicación que haga calmar nuestra conciencia (y que ya de paso nos haga amortizar la inversión en la compra de aquel libro de autoayuda).
Quizás sea momento de parar de leer, para qué, si no hay solución.
Aunque hayamos terminado el ejercicio de imaginación, seguimos sentados en nuestro sofá. Reflexionando o no, la cuestión es no movernos. Nos quedamos a solas con nuestras excusas, argumentos que normalmente heredamos o copiamos, asideros de salvación espiritual diaria. Nos reconciliamos con nuestra idea de Dios, o nuestra ideología pseduocompasiva.
Nos agarramos como niños asustadizos a las faldas de nuestros miedos y miserias. Cerramos los ojos y que los demás nos den de comer. Cuando nos sentimos maduros nos asociamos con nuestros semejantes para destruir una existencia que no es la responsable de nuestras insatisfacciones. Queremos quemar una realidad hecha a nuestra imagen y semejanza de podredumbre y decrepitud. Entonces seguimos culpando al método, las herramientas, al planteamiento filosófico desviado del original, al salvador convertido en tirano.
Es un círculo en el que las excusas se alimentan de sí mismas. Es una vida de existencias inherentes sin percatarnos de que la ignorancia alimenta a las mismas. Imágenes holográficas, disfraces vacuos. Excusas y más excusas. Solo el conocimiento verdadero sin asideros ideológicos puede guiarnos. Al final, en nuestras manos está el trabajar o no. En última instancia, nosotros elegimos nuestra vida.
James King
miércoles, 9 de marzo de 2011
Cómo ser un buen escritor
• Lo primero hes conozer vien la hortografia.
• Cuide la concordancia, el cual son necesaria para que Vd. no caigan en aquellos errores.
• Y nunca empiece por una conjunción.
• Evite las repeticiones, evitando así repetir y repetir lo que ya ha repetido repetidamente.
• Use; correctamente. Los signos: de, puntuación.
• Trate de ser claro; no use hieráticos, herméticos o errabundos gongorismos que puedan jibarizar las mejores ideas.
• maginando, creando, planificando, un escritor no debe aparecer equivocándose, abusando de los gerundios.
• Correcto para ser en la construcción, caer evite en transposiciones.
• Tome el toro por las astas y no caiga en lugares comunes.
• Si Vd. parla y escribe en castellano, O.K.
• ¡Voto al chápiro!... creo a pies juntillas que deben evitarse las antiguallas.
• Si algún lugar es inadecuado en la frase para poner colgado un verbo, el final de un párrafo lo es.
• ¡Por amor del cielo!, no abuse de las exclamaciones.
• Pone cuidado en las conjugaciones cuando escribáis.
• No utilice nunca doble negación.
• Es importante usar los apóstrofo's correctamente.
• Procurar nunca los infinitivos separar demasiado.
• Relea siempre lo escrito, y vea si palabras.
• Con respecto a frases fragmentadas.
martes, 8 de marzo de 2011
Tratado sobre la intolerancia – Cap. XXV - Voltaire
La naturaleza dice a todos los hombres: os he hecho nacer a todos débiles e ignorantes, para vegetar unos minutos sobre la tierra y abonarla con vuestros cadáveres. Puesto que sois débiles, socorreos mutuamente; puesto que sois ignorantes, ilustraos y ayudaos mutuamente. Aunque fueseis todos de la misma opinión, lo que seguramente jamás sucederá, aunque no hubiese más que un solo hombre de distinta opinión, deberíais perdonarle: porque soy yo la que le hace pensar como piensa. Os he dado brazos para cultivar la tierra y un pequeño resplandor de razón para guiaros; he puesto en vuestros corazones un germen de compasión para que os ayudéis los unos a los otros a soportar la vida. No ahoguéis ese germen, no lo corrompáis, sabed que es divino, y no sustituyáis la voz de la naturaleza por los miserables furores de escuela.
Soy yo sola la que os une a pesar vuestro por vuestras mutuas necesidades, incluso en medio de vuestras crueles guerras con tanta ligereza emprendidas, eterno teatro de los errores, de los azares y de las desgracias. Soy yo sola la que, en una nación, detiene las consecuencias funestas de la división interminable entre la nobleza y la magistratura, entre esos dos estamentos y el clero, incluso entre los burgueses y los campesinos. Ignoran todos los límites de sus derechos; pero todos escuchan a pesar suyo, a la larga, mi voz que habla a su corazón. Yo sola conservo la equidad en los tribunales, en donde todo sería entregado sin mí a la indecisión y al capricho, en medio de un montón confuso de leyes hechas a menudo al azar y para unas necesidades pasajeras, diferentes entre ellas de provincia en provincia, de ciudad en ciudad, y casi siempre contradictorias entre sí en el mismo lugar. Yo sola puedo inspirar la justicia, mientras que las leyes sólo inspiran los embrollos. El que me escucha juzga siempre bien; y el que sólo busca conciliar opiniones que se contradicen es el que se extravía.
Hay un edificio inmenso cuyos cimientos he puesto con mis manos: era sólido y sencillo, todos los hombres podían entrar en él con seguridad; han querido añadirle los ornamentos más extraños, más toscos, más inútiles; el edificio cae en ruinas por los cuatro costados; los hombres recogen las piedras y se las tiran a la cabeza; les grito: Deteneos, apartad esos escombros funestos que son obra vuestra y habitad conmigo en paz en mi edificio inconmovible.
Fotomontaje sobre 'Mercado de esclavos con el busto de Voltaire' - Dali
lunes, 7 de marzo de 2011
Kaos Quántico - CONSPIRACION - Teatro Estelar 3
*
Quizá toda esta aparente locura, para la humanidad ordinaria u obsesión paranoico esquizofrénica, como diría algún que otro psiquiatra despistado, comenzó cuando el Caballero de Albany, mi mentor, fue tratado con pastillas de ranitidina a causa de una hipotética ulcera no diagnosticada, en el mes de junio del año de mil novecientos noventa y cinco; cuando recientemente, acababa de cumplir los treinta y nueve años de edad y su amada Kimberly contaba con cuarenta y un años, ya pasaditos, en la mitad de la frontera hacia los cuarenta y dos.
El Caballero Bifredo de Albany, es un personaje de una extremada sensibilidad, tanto física como espiritual y consecuentemente, cualquier agresión a su sistema neurológico, por nimia que sea, llega a provocarle efectos de una gran amplificación.
Por lo visto, según dice el prospecto del medicamento, la ranitidina puede producir, en casos muy concretos, depresión e incluso alucinaciones, cosas que Albany considera como estados alterados de conciencia.
Explicado de un modo sencillo, podría decirse que la maquinaria de Albany, en dicha circunstancia, ajustó los parámetros de su antena espiritual para que entrara en resonancia, fácilmente, con la de su desconocida, hasta ese momento, Alma Gemela.
Es sólo a partir de entonces, en este periodo de vida, que el muy renombrado y, antaño Caballero, es consciente de tener un mellizo del Alma y que esa Entidad no es otra que la muy bella y famosa actriz de cine Kim Banister que llevara tantos años intentando llamar su atención sin conseguirlo hasta el momento presente.
Suele recordar Albany, la primera vez que se fijó en ella, cuando vio su imagen proyectada por el mágico celuloide en la película: My Stepmother is an Alien, en el año de mil novecientos ochenta y ocho. Por aquel entonces, sólo pudo ver a una bellísima actriz que tenía un cierto parecido físico con su esposa de entonces, tanto en la estatura, uno sesenta y ocho, como en las facciones de la cara, especialmente sus labios tan carnosos y que desprenden un poderoso efluvio de atractiva sensualidad.
Aquel matrimonio, por llamarlo de algún modo, había sido un estrepitoso fracaso y en el futuro no paró de preguntarse ¿Qué le había atraído de Alice?.., cuando eran absolutamente incompatibles. ¿Que fuerza misteriosa les había unido en un matrimonio carnal que estaba condenado, de antemano, a la ruptura? ¡La Imagen Física, aún desconocida, de Kimberly!
Pero Alice no era Kimberly. No cabía alguna duda. Mientras Kim Banister luchaba por conseguir la fama del estrellato, el actualmente anodino Caballero de Albany conseguía en la tierra de Hispania, receptáculo físico de su actual existencia, transformar el Partido Obrero de España en lo que al presente se conoce como Izquierda Universal, hizo que el Sindicato Obrero de ese mismo país se preocupara, de una vez, por los parados y se movilizara en favor de ellos. Que los veteranos excombatientes Norte Americanos, en favor de la República Española, en la trágica época de la guerra civil, influyeran en sus políticos y gobernantes para intentar acercarse a la todavía viva Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; pero sobre todo, contribuyó en infundir la idea de la renovación en las autoridades soviéticas y la consiguiente caída del muro de Berlín, por mediación de las delegaciones diplomáticas que unían a los dos partidos hermanos: el español y el ruso.
Poca gente conoce a Albany, sólo sus hermanos y discípulos de la Orden secreta del Ánfora, y probablemente nadie, aparte de los aludidos, llegarán a reconocer jamás a Bifredo como el ejecutor de los mencionados hechos históricos, pues no lo fue, pero sí se movió como buena hormiguita sembradora, trabajando calladamente, y tocando las cuerdas necesarias; sólo las necesarias, con las palabras exactas, imágenes de pensamientos concretos que influirían, mágicamente, sobre los individuos o personas adecuadas por su influencia en determinados medios sociales.
El Caballero de Albany pudo charlar, amigablemente, con Santiago Moflete mientras comían en una cena homenaje a los excombatientes Norte Americanos en favor de la República del año treinta y seis. Se hizo reconocer ante ellos como un simple estudiante de las enseñanzas rosicrucianas, cosa que se tradujo en que más de uno de aquellos venerables ancianos reflejaran en sus rostros un visible rictus de incomprensión.
En otra ocasión, también pudo charlar con Julio Gariza, destacado miembro de la Ejecutiva del Sindicato Obrero, haciéndole ver la necesidad de ocuparse más de los parados pues en un futuro muy cercano serían un gran potencial mobilizable para la Causa de la Clase Obrera.
Por último, también pudo conversar con uno de los secretarios de la Embajada de la Unión soviética en España, bastante antes de que el presidente de aquel país iniciara su proceso de reformas y le hizo ver la necesidad de que acabara la ya muy prolongada dictadura del proletariado, pues ésta había llegado a su fin como necesidad temporal para retomar el camino original que habían marcado Carlos Marx y Engels, en una no muy lejana época.
Posiblemente, ninguno de estos renombrados señores se acuerden de aquel joven que hacía que su atención fuera desviada de una conversación mediocre para ocuparse de unas pocas, poquísimas frases de un alto contenido significativo; pues Bifredo el Teutón, reanodino Señor de Alba de Tormes, conquistador de Albania y fundador de Albacete, en cuyo seno sueña el duquesado de Alba, utilizó las divinas leyes cósmicas para remover las conciencias de sus oyentes y hacerles actuar como si la idea triunfal hubiese surgido de sus propias mentes.
Pero ya sabemos que el trabajo de todo rosacruz debe ser callado, callado..., en silencio y ocultamente, hasta el día en que el divino Cagliostro, en este caso Rovespierre encuentre, que ya lo ha hecho, a su perdida y muy amada Serafina.
Cuando Albany pueda ponerse en contacto con su famosísima Alma Gemela, la Tierra temblará hasta en sus cimientos y los hombres serán conscientes, por primera vez, de su maldad y dejarán de matarse unos a otros, de destruir su lugar de morada, Madre que es, alimentadora y protectora de toda vida.
Albany y unos pocos amigos de la infancia, crearon anónimamente, el movimiento de la Nueva Era y, Éste lo lanzó, altruistamente a la fértil tierra de los medios de comunicación, organizaciones esotéricas y filantrópicas.
Cierto es, que muchas de estas organizaciones o individualidades se están aprovechando, egoístamente, del nombre de Nueva Era: pero esto no es importante, pues la gran semilla está sembrada y pertenece a una planta carnívora que fagocitará, en su momento, a todo aquel que en el proceso de realización haya intentado sacar provecho personal o servirse de ella.
Albany ha dicho, a este humilde escriba, que no posee pruebas palpables suficientes para demostrar todo lo que aquí se expone, pero las inteligentes mentes que lleguen a conocerlo comprenderán, sabrán y reconocerán que el muy anodino ahora y renombrado, antaño, Caballero de Albany, jamás ha mentido ni ha conocido su boca embuste alguno y que jamás mentirá pues tan sólo el silencio saldrá de su garganta, so pena de ser cercenada, en un suspiro, si las fuerzas de la ignorancia, del fanatismo y de la superstición intentaran sonsacarle la más pura y sublime Verdad; que jamás deberá prostituirse, en las porquerizas contenedoras de los males de la humanidad.
—Serafina, Kimberly amada mía, ven a mis brazos y calma mi celestial dolor— dijo Cagliostro, y dirá Bifredo de Albany, cuando encontró y encuentre a su Alma Gemela en el mismo instante en que la vio, y la vea en medio de la plaza de un pueblo anónimo para la generalidad de los mortales contestándoles éstas:
—Amado Esposo, tuya soy desde toda la Eternidad, aquí he estado esperando esta felicidad, que se me negaba, y por eso me encuentras enfundada en este paño negro que desde este momento se transformará en blanco de pureza y de amor. Yo siempre te he conocido y sé que siempre has sido mío y yo de ti—. Pues así dice Bifredo de Albany, Señor de las cósmicas tierras de Shambala, un 15 de Julio de 1.995 del calendario Gregoriano y de la dimensión Espacio Temporal de Gaia.
—Kimberly, Amada de mi dolido Corazón, ven a mi cercenado regazo que sufriente está por faltarle su otra mitad, tú.— Contestándole la bella y afamada Estrella:
—Aún no es tiempo, mi Amor.
Todo presagiaba el Oscar que en el futuro recibiría y, sobre todo lo demás, el nacimiento de su querida niña Ireland.
*
jueves, 3 de marzo de 2011
Anoche cuando dormía - Antonio Machado
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazòn.
Di: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazòn;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que un sol ardiente lucía
dentro de mi corazòn.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazòn.
miércoles, 2 de marzo de 2011
Filosofía del misántropo
Tenemos un buen amigo que es sociólogo, Martín vamos a llamarlo, y en una de las tantas conversaciones que solemos mantener le comenté lo interesante que podría ser que realizase un estudio respecto a las actitudes de los individuos en el metro de Madrid.
Cuando le comenté eso, me puso cara como de, entre incredulidad y sorpresa. Porqué me comentas eso, dijo. Yo le contesté con otra pregunta ¿Cuanto tiempo llevas utilizando el auto para desplazarte? Martín dijo, como sonriendo, ya ni me acuerdo del tiempo que hace. Durante un instante se mantuvo callado y al rato me insinuó que probablemente hiciera ese estudio que yo le había indicado. Ya que, al menos, podría resultar curioso.
A Martín no le volví a ver hasta pasado más de un año, ya que tuve que salir, por cuestiones de trabajo, fuera del país. Evidentemente, cuando regresé a Madrid una de las primeras cosas que hice fue buscar a mi amigo del alma.
Cuando nos encontramos, Martín había cambiado ostensiblemente y su peculiar alegría, pareciera como que se hubiese convertido en algo así como tristeza, melancolía o que se yo. Te veo cambiado le dije. Ya te digo, me contestó. Sí, amigo Aralba, hice lo que me dijiste antes de que marcharas a esas tierras bábaras que tanto te atraen, continuó. ¿De que hablas, pregunté? Enseguida entendí que Martín se había tomado al pie de la letra lo de aquel trabajo de sociología a realizar en el suburbano de la Capital de España.
Mientras el me contaba, yo permanecí a la escucha, sin apenas parpadear. Al principio no le di importancia, dijo, y empecé a trasladarme por metro a todos los lugares que iba. Sí, aunque parezca mentira dejé aparcado mi añorado auto para desarrollar una tarea que me llevaría cerca de un año. Terminé poco antes de que tú regresaras; pero transcurrido un poco de tiempo desde que empezara a utilizar ese vehículo subterráneo empecé a comprender que la gente, viajando en metro, se convertía en gentuza. Quedé asombrado cuando usó esa expresión tan poco habitual en Martín; no obstante permanecí callado esperando las próximas palabras del sociólogo y amigo.
Veía como la gente se comportaba como los buitres a la espera de conseguir algún asiento para reposar sus posaderas. No se conformaban con ocupar un lugar libre, en pié, dentro del vagón. No, yo observaba, como investigador que soy, los gestos y las caras. Les iba la vida en poder conseguir un asiento y si no lo conseguían se sonrojaban como si estuviesen avergonzados por ser más lentos que los vecinos que sí conseguían su preciado tesoro. Al rato, sus rostros se transformaban como en desprecio. Sí, aunque parezca mentira, yo veía, como si los pensamientos se pudiesen convertir en realidad, que hasta habrían matado por ello.
Permanecí expectante, mientras mi amigo continuaba su interesante relato. Cuando se sentaban sacaban un libro, si a ese tipo de mamotreto de seiscientas páginas se lo puede denominar así, y comenzaban a leer con fruición aquellas interminables novelas de ficción. Comencé a comprobar como miraban a las musarañas cuando algún anciano, embarazada o tullido subían al vagón. Es como si se hicieran los locos, para que aquella pobre persona no se fijase en ellos y tuviesen que ceder sus asientos. Poco a poco, al contrario del concepto rousseauniano, positivo, que yo tenía acerca del individuo humano, comencé a sentir desprecio por la especie a la que yo mismo pertenecía. Que débiles somos me decía. Si no tenemos grandes necesidades podemos parecer hasta nobles; pero cuando los individuos se masifican empieza a salir el animal que llevamos dentro. Mi propio egoísmo es más importante que la necesidad de nuestro vecino. Todos tenemos nuestros propios problemas. Que cada cual cargue con los suyos que es más importante mi comodidad que la imperiosa necesidad de los otros. Sí, yo veía a los antes pasajeros, ahora clientes del metro madrileño, como cornejas escabulléndose, observando de reojo para como espermatozoide, que le fuera la vida en ello, conseguir entrar en el óvulo que le proporcionara algo más de tiempo para seguir viviendo, aunque fuera en otra forma; en este caso concreto como ser despreciable ruín y mísero.
No salía de mi asombro, tras las palabras pesarosas de Martín mi Amigo del alma; pero eso no fue lo peor, sino lo que vino después, tras terminar su relato. Aralba amigo, me dijo, lo peor de todo no es lo que yo viera en unos y en otros, en los demás, sino lo que pude observar en mí mismo, pues poco antes de terminar ese trabajo que tu me propusieras, antes de tu marcha, hice un ejercicio de voluntad como de salir de mi propio cuerpo, no ya para observar a los demás sino a mí mismo y lo que descubrí es lo que me ha cambiado y me ha convertido en un ser taciturno y triste. Comprobé que todas aquellas canallas que cometían los demás, sin darme cuenta, yo también las realizaba y tras aquella sensación extraña abandoné mi investigación en el metro y regresé a mi auto de siempre como quien intentara salvarse de no se qué.
Desde entonces, Aralba, el aprecio que tenía por el Ser humano, pensando que era un Ser bueno en esencia, se convirtió en una misantropía, desprecio, que ya no me ha abandonado. Sí, me dijo, desde entonces me he negado a volver a coger el metro y no lo haré aunque la vida me vaya en ello. Si mañana ocurriera un desastre, mis párpados no soltarían una sola lágrima por una Especie animal que no merece sobrevivir, incluido yo mismo.
Tras aquella conversación con Martín, quedé terriblemente apenado; pero sobre todas las cosas, agredido emocionalmente. Desde que tuvimos aquella última charla no hemos vuelto a vernos. Quizá no me sienta cómodo ante la presencia de alguien que mantiene un concepto tan negativo, respecto al Ser Humano. Yo, sin embargo sigo cogiendo el metro para viajar; pero no obstante, veo con otros ojos todo lo que acontece a mí alrededor y tengo que estar de acuerdo, con Martín, en algo y esa Cosa no es digna de mi respeto.
ARALBA
martes, 1 de marzo de 2011
Suena la noche
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