martes, 7 de junio de 2011
El Libro del Patio Amarillo - 20
El aliento del hígado resplandece,
largo y afilado.
Debidamente ordenadas, las cinco vísceras
producen tres rayos de luz.
En lo alto, se unen al triple calentador ;
abajo, a la escarcha de jade.
Mi divino y mis almas
se encuentran en medio.
Fuente que brota, la saliva
disipa los perfumes y los miasmas.
Se levanta contra el tapón invertido,
y la sala de las luces la contiene.
El fagor del trueno
reverbera en ecos.
A la izquierda mao y a la derecha you :
he aquí mi tesoro.
Posternado a las puertas del misterio,
esperad la via del cielo.
Está muy cercana. Solo queda
guardarla de forma natural.
A lo divino le gusta fijarse
en lo puro y en el no-actuar.
Esencia y dios suben y bajan :
claras son sus razones.
Libremente circulad sobre la via del cielo
- hierba de larga vida.
Recorred los siete orificios :
ignoraréis la vejez.
Volved a sentaros a las puertas del cielo
y esperad yin y yang.
Volved a bajar por la garganta
para entrar en la divina claridad.
Pasad bajo los doseles floridos,
donde se está puro y fresco.
Arrojaos al abismo claro y frío :
veréis mi forma.
Si conseguís volver al cinabrio
podréis vivir mucho tiempo.
Abajo está el estanque florido
donde la esencia de los riñones se emite.
Se alza hasta la sala de las luces
y llega al campo de cinabrio.
Obrad de modo que los dioses
abran las puertas del destino.
Progresad en la vía del cielo
hasta la raíz mágica.
Yin y yang desfilarán
como estrellas fugaces.
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