martes, 29 de junio de 2010
Yo - Hiperrealidad
No soy capaz de saborear una buena paella hecha en la orilla de cualquier playa valenciana. No soy capaz de sentir orgasmos dejándome acariciar por manos sabias, expertas en sexo. No soy capaz de entender lo que me quieres decir, no escucho lo que me dices.
Saboreo la paella como ha de saber una paella, como se me ha hecho imaginar cómo ha de saber. Tengo orgasmos fisiológicos carentes de cualquier sensación psicológica asociada a tales espasmos; siento lo que me han hecho imaginar acerca de la sensación a sentir en cualquier tálamo sensual. No sé lo que me dices; no escucho tu discurso; imagino lo que me quieres decir en función de la posible contestación que yo te daría; imagino tus motivos, tus intereses, tus intenciones.
Vivo en una imagen televisiva, en un Disneyworld atrófico, en un mapa distorsionado sustitutivo de una realidad desconocida. Me desenvuelvo debajo de un manto reticular, estructurado por puntos y líneas que me atan y no me dejan agarrar mi prisión de realidad.
Camino sobre un papel casi infinito, lleno de recuerdos, proyectos, estímulos, respuestas con/sin feedback, cientos de senderos (¿preexistentes?)… Corro, salto, me agacho, pero la celulosa no se desgarra, vivo en Matrix, Hiperrealidad proveniente de un conocimiento previo, necesario en mi vivir, aun mutilador de mi consciencia.
Mi conciencia es la respuesta a mi realidad. Pero de ello hablaré otro día.
Basado en el libro: “ Cultura y simulacro” de Jean Baudrillard
Carlos Postigo
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